Ir al contenido principal

Lecciones para Emmerich

Curioso y revelador que a los pocos meses de presenciar la devastación planetaria por antonomasia en 2012 aparezca un filme que nos plantee el después del Apocalipsis. Curioso porque hacía tiempo que el género catastrófico no ocupaba las salas de cine y revelador porque jamás dos películas habían supuesto la cara y la cruz de forma tan flagrante. Mientras Roland Emmerich dedica 150 minutos de metraje a una catástrofe mostrada desde todos los ángulos virtuales posibles, la adaptación del libro La carretera, de Cormac McCarthy, prefiere sugerir la hecatombe y centrar su atención en un realismo mucho más crudo que el que nos revelan los efectos especiales.
Aquí, las imágenes no huelen a croma y a programa informático, gracias en parte a que la cinta no busca el más difícil todavía en materia de catástrofes. Lo importante en esta historia es el comportamiento humano en situaciones de crisis, terreno que ya exploró, por ejemplo, A ciegas, la adaptación del Ensayo sobre la ceguera de Saramago. En ambas reina el caos y escasea por completo la fe en la raza humana, acrecentando el pesimismo que suele inundar el cine de corte futurista.
Sin embargo, McCarthy y John Hillcoat, el encargado de la adaptación, amplían el zoom para fijarse en la relación de un padre y su hijo en una situación desesperanzadora. El realismo encuentra entre ellos su lado más crudo, puesto que aquí no hay lugar para falsas heroicidades. Sólo hay hueco para el más humano de los sentimientos, el miedo. Y mientras John Cusack luchaba por resultar convincente tras ríos de lava artificiales, Viggo Mortensen ofrece una lección magistral de interpretación reflejando el terror en sus ojos.
Pocas veces se plantea en un filme comercial la posibilidad del suicidio como salvación, y mucho menos de una manera tan dura como se la menciona el padre a su hijo. En el cine de Hollywood, rendirse no está en los planes, de la misma forma que no se admiten fisuras en los límites entre el bien y el mal. Hillcoat no sólo no esquiva dilemas tan poco comerciales sino que consigue con ello la verosimilitud de la que carecen la mayoría de grandes producciones.
En esta road movie post-apocalíptica, en cambio, también hay lugar para la acción, aunque nuevamente enfocada desde un prisma distinto. Los grandes momentos de tensión, que el director podría haber explotado al máximo, se reducen a pequeñas dosis perfectamente distribuidas en el metraje para no decaer el ritmo. Así, el terrorífico descubrimiento en el sótano de una casa convive en intensidad argumental con la escalofriante decisión de una madre desesperada. Equilibrio perfecto entre acción y reflexión.
Y mientras ninguno de los elementos típicamente resaltables chirría, como el guión o la interpretación, uno que suele pasar más desapercibido adquiere un inusual protagonismo. La fotografía del vasco Javier Aguirresarobe es quizá el ingrediente esencial que mejor define The road. Oscura, gélida, gris, aterradora y, sobre todo, hiperrealista. Demasiado perfecta, junto al resto de aspectos, como para ser ignorada en unos Oscars que, este año más que nunca, demuestran una absoluta falta de criterio.

Comentarios

Izengabe ha dicho que…
A decir verdad no me llama mucho esta película, es un género que no suelo seguir.
De todas formas tengo pendiente 2012, auqnue repito que no es mi estilo, pero le daré una oportunidad, pese a durar demasiado ¬¬
Cuando esta otra salga en DVDRIP ya te contaré si la veré o no :p

Entradas populares de este blog

SÉ QUIÉN ERES | Aciertos y errores del thriller de la temporada

Con una legión de seguidores discreta pero infalible, en torno al 15% de cuota de pantalla, podría decirse que Sé quién eres es todo un hito en la historia de nuestra televisión. Pocas veces un thriller con una trama seriada ha logrado mantener espectadores semana tras semana, pendientes de un caso, el de la desaparición de Ana Saura, que, para colmo, se resolvía a mitad de estas dos temporadas fusionadas en una. Dieciséis capítulos vibrantes que culminaban este pasado lunes con un final sorprendente, no sólo por el asesinato inesperado de uno de sus personajes principales, sino también por la singularidad de su resolución. Probablemente por primera vez en estos lares, el happy end deja paso a un desenlace mucho más realista, el del triunfo del mal y del poder sobre el resto de mortales. A pesar de su notable éxito, sobre todo en un canal, Telecinco, con escaso recorrido para el drama seriado, Sé quién eres no ha supuesto la revolución que cabía esperar para nuestro panoram...

El embolado de Julianne Moore

¿Cómo es posible que una película protagonizada por Julianne Moore y Samuel L. Jackson se estrene en tan sólo tres salas de Barcelona? Era la pregunta que rondaba por mi cabeza momentos antes de entrar en uno de esos tres cines en los que proyectaban El color del crimen . Dos horas más tarde, al atravesar la salida de emergencia, entendí perfectamente el motivo. La película es un bodrio. Capítulos de Sin rastro desarrollan mucho mejor en 45 minutos lo que este filme alarga a 120, la misteriosa desaparición de un niño blanco cerca de un gueto habitado por negros en New Jersey. Desde el momento en que la policía decide acordonar toda la colonia para encontrar al secuestrador, estalla un conflicto racial con dramáticas consecuencias. La película muestra, a su manera, algunos de los males que azotan Estados Unidos. Como es evidente, uno de ellos el racismo y las desigualdades sociales, pero también algunos otros que producen igual repugnancia, como es por ejemplo esa tendencia al asociac...

The Killing Season 3 Finale: La gran desilusión

Han desperdiciado una gran oportunidad. Nos taparon la boca a los que renegábamos de una tercera temporada después del insuperable final de la segunda, brindaron una nueva trama con un arranque y un desarrollo que nos hizo olvidar por completo a Rosie Larsen, y sin embargo el pasado domingo desembocamos en un doble episodio final que en nada recuerda a los finales a los que nos tenían acostumbrados. Los guionistas de The Killing , esta vez sí, nos han fallado . En primer lugar, porque a falta de conocer si la AMC renueva la serie para una cuarta temporada, dejan a la audiencia con un desenlace abierto, que ni sirve para crear la suficiente expectación de cara a la siguiente entrega ni desde luego dejaría a The Killing en el lugar que se merece en caso de cancelación . Ni tenemos un nuevo caso al que aferrarnos ni un cliffhanger de alto impacto como en la primera temporada. Sólo tememos por el futuro de Sarah Linden tras disparar al asesino, cuando sabemos que de ir a la cárcel se...