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Mostrando entradas de octubre, 2007

Cassandra's nightmare

Muchos llevan tiempo aconsejándole que deje aparcada su manía de realizar una película por año. Lo hicieron con Un final made in Hollywood , posteriormente con su acercamiento a la comedia adolescente en Todo lo demás y se lo han vuelto a sugerir con esta última parada en Londres antes de recalar en nuestro país. Es probable que las tres marquen un descenso cualitativo en la carrera de Woody Allen, pero resulta injusto recriminarle esta práctica saludable sólo cuando sus obras no están a la altura . Es más fácil aceptar que con un ritmo de producción semejante el espectador asiduo al director esté condenado a vivir sus películas como en una montaña rusa, con momentos sublimes, por ejemplo en forma de anillo en Match point , y con descensos de ingenio como el que desprende Cassandra’s dream . El último filme de Allen carece de todo lo que hace peculiar a Allen. Dicen que el director ha querido ponerse serio y para ello ha prescindido de los diálogos inteligentes, de los golpes de efect

13 rosas y un salvador

‘Menos Franco y más pan blanco’ . Por culpa de una octavilla con esta frase, 13 jóvenes, la mitad de ellas menores, fueron detenidas y posteriormente fusiladas en pleno inicio de una dictadura franquista que se alargaría durante 40 largos años. En tiempos en los que aún se discute en el Congreso de los Diputados si los juicios sumarísimos del Generalísimo deberían ser anulados, nada mejor que esta película de Emilio Martínez Lázaro para dar sentido a los que desde hace tanto tiempo defienden su cancelación. Más de un diputado de derechas debería pasarse estos días por el cine para ver Las 13 rosas , o recuperar la edición en DVD de Salvador , con la que comparte bastantes similitudes , para ponerse en la piel de las víctimas de la masacre franquista. Más de un orador de los medios de comunicación y de sus miles de seguidores, más de un ciudadano, haría bien en contemplar el sufrimiento que conlleva el uso de la fuerza para defender unas ideas. Es difícil permanecer impávido ante la mil

¿En qué se parece 'El orfanato' a 'Los otros'?

El último grito en críticas deconstructivas consiste en comparar El orfanato con Los otros con la única argumentación de que ambas películas se desarrollan en un siniestro caserío poblado de fantasmas. Si a ello le sumamos las supuestas similitudes interpretativas entre Belén Rueda y Nicole Kidman ya tenemos la mejor forma de dejar por tierra un filme sin ningún tipo de razonamiento lógico. Cabe recordar que lo mismo le sucedió a Amenábar cuando todos se empeñaron en calificar de copia de El sexto sentido a su penúltima obra, al menos en lo que a final rocambolesco se refiere. Las influencias son evidentes y las comparaciones, odiosas, porque, puestos a comparar, casi prefiero quedarme con la ópera prima de Bayona que con Los otros , quizá porque la moda del terror psicológico terminó por aburrirme. El orfanato , en cambio, es el miedo en estado puro . El cine de terror clásico. Estamos de acuerdo en que no hay nada mejor que sugerir antes que evidenciar en imágenes, pero el pavor

Exageradas promesas

Hay dos tipos de persona. Quien lee las críticas de cine antes de ver una película y quien se las revisa justo después (una tercera tipología considera a los críticos seres pedantes con un ego tan grande que no merece la pena perder el tiempo leyendo su sarta de idioteces). Yo me encuentro entre la primera especie, la de las personas incautas que se dejan llevar por el canto de sirena de los críticos . Por un lado nos beneficia, ya que gracias a sus dictámenes, más bien sentencias, podemos descubrir joyas y desechar bodrios con más o menos acierto. Sin embargo, el inconveniente que conlleva arrastrarse por la marea es precisamente la pérdida de control sobre nuestra propia opinión. Calificada de ‘imprescindible’, ‘brillante’ y ‘memorable’, Promesas del Este es de aquellas grandes películas encumbradas a obra maestra por obra y gracia del efecto mariposa de los críticos . Después de lograr el galardón del público en el Festival de Toronto, al último filme de David Cronenberg no le han

De la gomina a la laca

Algo pasa con los musicales que me resultan mucho más gratificantes en la pantalla que en la platea de un teatro. Me ocurrió con Fama a su paso por Barcelona hace unos años, me volvió a suceder con We will rock you , la inefable e infumable edulcoración de temas de Queen y se me terminó de confirmar con Grease. El musical de tu vida (¡chúpate esa!). Quizá sea un problema local, pues no dispongo de ningún referente del Broadway neoyorquino o del West End londinense para comparar , pero el caso es que este género teatral se me antoja siempre de argumento simple, infantil y largo, muy, muy largo. El viernes tuve ocasión de disfrutar (con todas las comillas posibles) del último gran éxito del panorama teatral de Barcelona. Grease lleva un año en la ciudad condal y suma ya 350.000 espectadores. Todo un logro si no fuera porque detrás hay toda una inédita inversión de más de 200 millones de las antiguas pesetas, con promoción incluida. Pero otro gallo cantaría, y nunca mejor dicho, si tal