
Si nos ceñimos a Shutter island y al resto de películas en las que Scorsese y DiCaprio han unido su talento, el balance de esta unión es bastante positivo. De hecho, los pinchazos sólo pueden achacarse a problemas de dirección en los que el actor poco ha tenido que ver. Sus interpretaciones en El aviador o Gangs of New York fueron más meritorias que el resultado final de ambos filmes, esquilmados en la sala de montaje. No ocurrió lo mismo con Infiltrados y esta última colaboración, donde los dos han equilibrado fuerzas y han entregado productos que rozan el sobresaliente.

El director de Taxi driver o El cabo del miedo parece haber absorbido a la perfección la atmósfera que desprende el libro, convirtiendo a Lehane en uno de los autores mejor adaptados de la historia del cine (Clint Eastwood y Ben Affleck reflejaron con increíble fidelidad la sordidez que desprenden Mystic river y Gone, baby gone). Aunque los manicomios no son ajenos al espectador (míticos filmes como Alguien voló sobre el nido del cuco y El silencio de los corderos rondan por nuestra cabeza mientras visitamos Ashecliffe), Scorsese ofrece un nuevo punto de vista, hurgando en la locura de una manera más penetrante que en la novela original.
Todos los elementos del filme se confabulan para adentrar al espectador en un ambiente esquizofrénico. Desde la machacona música hasta la puesta en escena, que muchos no han dudado en comparar con la de El resplandor de Kubrick. Además de la investigación policial, Scorsese se detiene en el tortuoso pasado del protagonista. A las secuencias de su participación en la liberación del campo de concentración de Dachau, entre las que conviene destacar un tiroteo masivo brillantemente filmado, se les suman las visiones oníricas de un personaje perturbado.

Es en el final de Shutter island donde encontramos un importante resbalón. Lo que en la novela supone un increíble golpe de efecto argumental en la película no resulta tan satisfactorio, quizá por falta de imaginación, quizá por redundancia en las explicaciones. Una resolución que debiera ser implacable e imprevisible termina por lastrar un filme hasta el momento redondo, dejando en el espectador un cierto regusto agridulce.
Comentarios
De todas formas, lo importante es su actuación y hay que reconocerle ese mérito esta vez al menos
Yo me considero uno de estos... sé que es prejuicio, pero otros se han safado mejor de la etiqueta.
Ya sabes, 'A quien ama gilbert Grape' y 'Revolutionary road'. No hay mejor argumento!