Baz Luhrmann se ha tomado su tiempo para regresar a la gran pantalla. Siete años después de Moulin rouge , el director australiano ha querido rendir homenaje a su tierra con una gran superproducción de tintes épicos. Sin embargo, siete años son demasiados como para que el realizador no decidiera hasta última hora el final de su historia . Luhrmann rodó siete desenlaces distintos y finalmente escogió uno de los más trágicos. Las críticas negativas de esos atentados contra el arte llamados pases previos provocaron que a última hora se optara, 48 horas antes de su estreno oficial en Sydney, por un happy end que contentara a todos los públicos. A todos, quizá, menos al propio Baz, que con sus dos obras previas denota una predilección mayor por las grandes tragedias románticas. Luhrmann es un autor de ideas fijas. Primera prueba de ello la encontramos en sus castings, en los que suele repetir actores de nacionalidad preferentemente autóctona. Nicole Kidman y su segundo papel como protagoni...
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