Seamos francos. La calidad de una cinta de terror no se mide por el ingenio de sus diálogos o por la originalidad de la trama. Lo que realmente importa es su capacidad de sobresaltar, de provocar brincos en el espectador. Partiendo de esa base, conviene olvidar el argumento de The crazies, mil veces explotado en el cine, y centrarse estrictamente en sus escenas de terror. Y haciendo tan cuestionable ejercicio nos encontraremos con uno de los filmes más eficaces dentro del género de los últimos años.
Es cierto que las historias de zombies ya producen pereza. El contexto de un pequeño pueblo invadido de repente por seres terroríficos ya fue explotado recientemente en 30 días de oscuridad. O la idea de una plaga que se va expandiendo de manera caótica ya se planteó de manera casi insuperable en 28 semanas después. Por no mencionar Las colinas tienen ojos, la española REC y su secuela o los clásicos que inspiraron toda esta avalancha.
The crazies, en ese sentido, no aporta nada nuevo. En esta ocasión no se trata de una epidemia de muertos vivientes sino de un extraño virus que convierte a los seres humanos en retorcidos psicópatas. Una diferencia tan sutil que apenas se percibe. Finalmente, tanto importa si la herramienta de terror es un zombi o un tipejo aficionado al bricolaje. Lo importante es que el personaje no resulte tan grotesco como para provocar la risa en lugar del llanto.
La película no tiene ningún complejo sobre su cometido. Ya desde el comienzo no se anda con regodeos y nos plantea una primera situación angustiante. En mitad de un partido de béisbol uno de los vecinos de un idílico pueblo de Pensylvania irrumpe en el campo escopeta en mano y con la mirada perdida. David Dutton, el joven y amigable sheriff, no sabe cómo manejar la situación, hasta que finalmente se ve obligado a disparar a bocajarro ante el estupor de sus conciudadanos.
A partir de ese momento de incertidumbre comienza a desatarse en el pueblo una escalada de infecciones y de actos brutales que no se solventarán precisamente con la irrupción del ejército. Nadie echaría en falta una explicación más o menos racional de los acontecimientos, pero los guionistas arrojan alguna respuesta sin explayarse demasiado en los detalles ni entorpecer el excelente ritmo del metraje.
Dónde sí deciden esmerarse es en el leitmotiv de este tipo de cintas, hasta el punto que es difícil quedarse con una sola de las escenas para el recuerdo. Al excelente arranque de la película podría añadirse la secuencia en el túnel de lavado o la que ha servido como imagen para el póster del filme, en la que otro trastornado se ensaña a golpe de horca con unas pobres víctimas que no pueden defenderse. Tampoco quedará en el olvido la que tiene lugar en una sala de autopsias. Escalofriante.
Los intervalos entre sobresalto y sobresalto, que en el cine de terror suelen ser puro relleno innecesario, aquí no se hacen eternos. El director concede el tiempo justo para recobrar el aliento y enseguida nos sumerge de nuevo en otra situación de angustia y taquicardia. Superados, pues, los prejuicios hacia las películas de zombies, The crazies constituye una de las cintas terroríficas más honestas de los últimos años. Da lo que se espera de ella. Ni más (secuelas de Saw), ni menos (Destino final y sucesoras).
Es cierto que las historias de zombies ya producen pereza. El contexto de un pequeño pueblo invadido de repente por seres terroríficos ya fue explotado recientemente en 30 días de oscuridad. O la idea de una plaga que se va expandiendo de manera caótica ya se planteó de manera casi insuperable en 28 semanas después. Por no mencionar Las colinas tienen ojos, la española REC y su secuela o los clásicos que inspiraron toda esta avalancha.
The crazies, en ese sentido, no aporta nada nuevo. En esta ocasión no se trata de una epidemia de muertos vivientes sino de un extraño virus que convierte a los seres humanos en retorcidos psicópatas. Una diferencia tan sutil que apenas se percibe. Finalmente, tanto importa si la herramienta de terror es un zombi o un tipejo aficionado al bricolaje. Lo importante es que el personaje no resulte tan grotesco como para provocar la risa en lugar del llanto.
La película no tiene ningún complejo sobre su cometido. Ya desde el comienzo no se anda con regodeos y nos plantea una primera situación angustiante. En mitad de un partido de béisbol uno de los vecinos de un idílico pueblo de Pensylvania irrumpe en el campo escopeta en mano y con la mirada perdida. David Dutton, el joven y amigable sheriff, no sabe cómo manejar la situación, hasta que finalmente se ve obligado a disparar a bocajarro ante el estupor de sus conciudadanos.
A partir de ese momento de incertidumbre comienza a desatarse en el pueblo una escalada de infecciones y de actos brutales que no se solventarán precisamente con la irrupción del ejército. Nadie echaría en falta una explicación más o menos racional de los acontecimientos, pero los guionistas arrojan alguna respuesta sin explayarse demasiado en los detalles ni entorpecer el excelente ritmo del metraje.
Dónde sí deciden esmerarse es en el leitmotiv de este tipo de cintas, hasta el punto que es difícil quedarse con una sola de las escenas para el recuerdo. Al excelente arranque de la película podría añadirse la secuencia en el túnel de lavado o la que ha servido como imagen para el póster del filme, en la que otro trastornado se ensaña a golpe de horca con unas pobres víctimas que no pueden defenderse. Tampoco quedará en el olvido la que tiene lugar en una sala de autopsias. Escalofriante.
Los intervalos entre sobresalto y sobresalto, que en el cine de terror suelen ser puro relleno innecesario, aquí no se hacen eternos. El director concede el tiempo justo para recobrar el aliento y enseguida nos sumerge de nuevo en otra situación de angustia y taquicardia. Superados, pues, los prejuicios hacia las películas de zombies, The crazies constituye una de las cintas terroríficas más honestas de los últimos años. Da lo que se espera de ella. Ni más (secuelas de Saw), ni menos (Destino final y sucesoras).
Comentarios
Aún ni has visto La Huérfana, verdad??? ¬¬
Yo creo que está te encantará, tiene escenas brutales de buenas!!
La verdad es que una fue mejor que la otra, pero no consigo recordar ;)
No sé porqué siempre que hablo de esta peli me acuerdo de "La vida de David Gale", que era thriller policíaco - drama...
Asociaciones mentales absurdas, supongo... pero es otra peli que me gustó.
Esperaba alguna asociación lógica por tu parte, pero me has quitado toda esperanza. ;)
Pero estas cosas pasan. Yo asocio siempre a Robert Downey Jr con Edward Norton y no sé por qué.