
El director neoyorquino sigue empeñado en plasmar los efectos secundarios de perseguir un sueño. Eso que está tan de moda, que contribuye a la realización personal, pero que puede llevar justo a la meta contraria, la autodestrucción. En Réquiem por un sueño lo mostró en su máxima crudeza, dejando al espectador con un mal cuerpo que pocas producciones han logrado originar. Cisne negro aborda el mismo proceso pero convirtiendo la debacle en uno de los ejercicios visuales más hermosos de los últimos años.

El clima asfixiante en el que nos sumerge Cisne negro encuentra su mejor hábitat en el competitivo mundo de la danza. Entre bastidores y bambalinas se desarrolla el juego de murmullos, envidias, celos y amenazas con el que da comienzo el descenso a los infiernos de Nina. Pero para conseguir el papel de su vida, no sólo deberá competir con sus compañeras, sino sobre todo consigo misma. Su perfeccionismo casi enfermizo, que resulta idóneo para interpretar al cisne blanco, es a la vez un lastre para encarnar al cisne negro.
Natalie Portman supone el gran acierto de casting de los últimos años. Acostumbrados a su aspecto frágil y angelical, los espectadores asistimos a una doble transformación de lo más aterradora, la de actriz y personaje explorando su lado más oscuro. Si Aronofsky ha sido el encargado de extraer el talento más desconocido de Portman, la madre y el tutor de Nina son los causantes de la oscura eclosión de la protagonista. Ella sobreprotegiendo y proyectando sus frustraciones en la hija; él despertando su instinto sexual.

Porque mención aparte merece el desenlace de Cisne negro. Si hasta el momento habíamos asistido a un ejercicio cinematográfico perfecto en todos sus aspectos, los minutos finales nos arrojan al delirio sin ningún miramiento. El poder de El lago de los cisnes adquiere toda su forma con una escena majestuosa en el Lincoln Center de Nueva York por la que Portman, espeluznante, merece todos los premios recibidos. Desde luego, el que logre desprenderse de las imágenes y de la melodía de Tchaikovsky tras los títulos de crédito puede sentirse afortunado. Seis días más tarde, yo sigo con ellas en la cabeza.
Comentarios
La Portman esta muy bien, puede que se lleve el Oscar, pero espero que no se lleve el Oscar a la mejor pelicula.
jesn
Supongo que algún día la veré, pero me da que será de esas pelis que tendré bajada y tardaré en ver, porque nunca veré el momento... buffff
La peli tambien muy buena, me gusto mucho
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