Sirva de puntualización que cualquier galardón que cuente con The tourist y Burlesque entre sus nominadas merece todo el descrédito. Sin embargo, los Globos de oro, a pesar también de la opacidad que rodea a la organización, son un referente en esta escalada de premios que se vive cada comienzo de año y sobre todo de cara a las quinielas de los próximos Oscars. Y es que en la batalla a cinco de aspirantes a la estatuilla dorada entre La red social, El discurso del rey, The fighter, Origen y Cisne negro parece que comienza a quedar claro cual tiene más posibilidades de salir vencedora.
David Fincher se acostó anoche con la tranquilidad de ser el favorito de cara a la gran gala del cine de Hollywood tras el espaldarazo de los Globos de oro. Su obra maestra sobre los entresijos de Facebook acaparó cuatro de los premios gordos, despejando cualquier tipo de duda: La red social es la gran preferencia de la crítica estadounidense. A falta del estreno en España de dos de sus serias contrincantes (Cisne negro y The fighter) podemos sumarnos, este año sí, al furor popular. Fincher merece ya el máximo reconocimiento, más todavía teniendo en cuenta que sólo ha estado nominado al Oscar en una ocasión y por El curioso caso de Benjamin Button. Una de las muchas incongruencias en la historia de estos premios.
Los que hace ya tiempo que duermen en paz, sin que nadie les haga sombra en las apuestas, son Colin Firth y Natalie Portman. El papel de rey tartamudo del primero y de bailarina autodestructiva de la segunda han recibido una ovación tan unánime que el giro sorpresa en la gala de los Oscars se da prácticamente por imposible. Únicamente Annette Bening, galardonada anoche por The kids are all right, podría dejar a última hora con la cara desencajada a Natalie Portman.
El apartado de comedia sólo tenía una ganadora posible, precisamente esta cinta protagonizada por Bening y Julianne Moore en el papel de madres lesbianas. El resto de candidatas eran más bien un mal chiste de una categoría venida a menos y que debería hacer replantear el funcionamiento de estos premios. ¿Tiene algún sentido destacar el papel de Johnny Depp y Angelina Jolie en The tourist? ¿O considerar a Burlesque como candidata a mejor comedia del año? Difícil juzgar si tales decisiones son cómicas o tal vez dramáticas.
El apartado televisivo, por su parte, parece abrir un cambio de tendencia importante. Mad men ha encontrado por fin una seria rival en Boardwalk empire, la serie producida por Martin Scorsese para la HBO que resultaría inconcebible sin Steve Buscemi (galardonado también con el globo a mejor actor de drama). Veremos si este premio tiene alguna repercusión en los próximos Emmys, donde los publicistas acumulan tres victorias consecutivas.
El apartado de comedia se ha inclinado de nuevo hacia el lado más comercial con Glee. Parece que los chicos de Modern Family deberán esperar a una tercera oportunidad para la revancha. Mientras, Laura Linney confirma el éxito de su paso a la pequeña pantalla con el premio a mejor actriz por The big C. Por último, la única sorpresa de la noche fue el Globo de oro a Katey Sagal por Sons of anarchy. Se agradece alguna ruptura de los pronósticos, pero duele tanto por Julianna Margulies…
Tras los Golden Globes, ya sólo queda una cita importante, la más importante de todas. El próximo martes 25 de enero se darán a conocer las candidaturas oficiales a los Oscar y podemos estar convencidos de que entre las diez nominaciones a mejor película se encontrarán los cinco dramas que han aspirado a los Globos de oro. Para disgusto de los amantes de las emociones fuertes, únicamente cabe preguntarse si en la Academia de Hollywood se romperá de forma imprevista la carrera imparable de los favoritos. Hace ya tiempo que los Oscars no pintaban tan predecibles.
David Fincher se acostó anoche con la tranquilidad de ser el favorito de cara a la gran gala del cine de Hollywood tras el espaldarazo de los Globos de oro. Su obra maestra sobre los entresijos de Facebook acaparó cuatro de los premios gordos, despejando cualquier tipo de duda: La red social es la gran preferencia de la crítica estadounidense. A falta del estreno en España de dos de sus serias contrincantes (Cisne negro y The fighter) podemos sumarnos, este año sí, al furor popular. Fincher merece ya el máximo reconocimiento, más todavía teniendo en cuenta que sólo ha estado nominado al Oscar en una ocasión y por El curioso caso de Benjamin Button. Una de las muchas incongruencias en la historia de estos premios.
Los que hace ya tiempo que duermen en paz, sin que nadie les haga sombra en las apuestas, son Colin Firth y Natalie Portman. El papel de rey tartamudo del primero y de bailarina autodestructiva de la segunda han recibido una ovación tan unánime que el giro sorpresa en la gala de los Oscars se da prácticamente por imposible. Únicamente Annette Bening, galardonada anoche por The kids are all right, podría dejar a última hora con la cara desencajada a Natalie Portman.
El apartado de comedia sólo tenía una ganadora posible, precisamente esta cinta protagonizada por Bening y Julianne Moore en el papel de madres lesbianas. El resto de candidatas eran más bien un mal chiste de una categoría venida a menos y que debería hacer replantear el funcionamiento de estos premios. ¿Tiene algún sentido destacar el papel de Johnny Depp y Angelina Jolie en The tourist? ¿O considerar a Burlesque como candidata a mejor comedia del año? Difícil juzgar si tales decisiones son cómicas o tal vez dramáticas.
El apartado televisivo, por su parte, parece abrir un cambio de tendencia importante. Mad men ha encontrado por fin una seria rival en Boardwalk empire, la serie producida por Martin Scorsese para la HBO que resultaría inconcebible sin Steve Buscemi (galardonado también con el globo a mejor actor de drama). Veremos si este premio tiene alguna repercusión en los próximos Emmys, donde los publicistas acumulan tres victorias consecutivas.
El apartado de comedia se ha inclinado de nuevo hacia el lado más comercial con Glee. Parece que los chicos de Modern Family deberán esperar a una tercera oportunidad para la revancha. Mientras, Laura Linney confirma el éxito de su paso a la pequeña pantalla con el premio a mejor actriz por The big C. Por último, la única sorpresa de la noche fue el Globo de oro a Katey Sagal por Sons of anarchy. Se agradece alguna ruptura de los pronósticos, pero duele tanto por Julianna Margulies…
Tras los Golden Globes, ya sólo queda una cita importante, la más importante de todas. El próximo martes 25 de enero se darán a conocer las candidaturas oficiales a los Oscar y podemos estar convencidos de que entre las diez nominaciones a mejor película se encontrarán los cinco dramas que han aspirado a los Globos de oro. Para disgusto de los amantes de las emociones fuertes, únicamente cabe preguntarse si en la Academia de Hollywood se romperá de forma imprevista la carrera imparable de los favoritos. Hace ya tiempo que los Oscars no pintaban tan predecibles.
Comentarios
En lo que sí estoy de acuerdo con Gervais es en sus críticas a The tourist delante de Angelina! A ver si consigo ver su cara en ese momento en algún video
Modern Family, Nurse Jackie o The Big C lo merecían mucho más