Ir al contenido principal

Trepando en la red

En pleno auge del Facebook, cuando las relaciones personales se recolectan como setas de forma virtual, la cinta que debía centrarse en el fenómeno de esta red social decide detenerse en el aspecto más humano de la amistad, el que requiere un contacto más allá de la pantalla del ordenador. En el fondo, la última maravilla de David Fincher no tiene como objetivo despotricar de Mark Zuckerberg, el joven creador del último pelotazo tecnológico, aunque motivos no le falten. Su misión parece destinada a reivindicar a grito pelado el contacto social de toda la vida, el de carne y hueso. La última imagen, cargada de tristeza, lo corrobora.
¿Puede uno forrarse de la noche a la mañana sin ganarse enemigos? Probablemente sí, pero en el caso de Facebook parece que los puñales se lanzaron sin descanso. La red social nos va desgranando, no sólo la puesta en funcionamiento de la herramienta que ya utilizan 500 millones de personas en medio mundo, sino las consecuencias a nivel judicial y personal que le ha acarreado a Zuckerberg convertirse en el primer joven billonario del planeta. Porque tras la fortuna que amansa este informático de Harvard se esconden maquinaciones de dudosa ética.
No es de extrañar que el verdadero Zuckerberg diga pestes de un filme que lo describe como un ser molestamente sarcástico y con un nivel de escrúpulos tan bajo como su modestia. Tras su apariencia de empollón de la clase, la cinta nos deja entrever a un personaje arrogante con una ambición que, aunque menos patente que la de su socio Sean Parker, termina resultando más execrable. No es una película amable para el creador de Facebook, al menos en la vertiente personal. Sin embargo, su hazaña como empresario, litigios y puñaladas aparte, queda perfectamente radiografiada.
El responsable de que asistamos a una lección sobre la era informática actual que seduce y engancha sin remedio es Aaron Sorkin, al que ya podemos catalogar como el rey de los entresijos. El guionista demuestra una capacidad innata para acercarnos a la trastienda de ámbitos tan poco atractivos y visuales como la política (El ala oeste de la Casa Blanca), la producción televisiva (Studio 60) o ahora la creación empresarial. Sorkin consigue suplir la ausencia de imágenes cautivadoras con diálogos que desbordan agilidad e inteligencia y que denotan un gran esfuerzo de investigación previa.
El reto consistía entonces en acompañar un gran guión con grandes imágenes. Desafío que Fincher acomete con gusto adentrándonos en los pasillos del campus de Harvard o en las entrañas de la compañía en Palo Alto. No contento con su elegancia y sobriedad habituales, el director nos introduce un interludio en forma de regata con el único propósito de dejar huella. De la misma forma que en La habitación del pánico la cámara viajaba por el interior de las cerraduras, aquí juega con el enfoque y los frames por segundo para dejar constancia de que quien la maneja es un maestro. Un maestro que logra recuperar el brío tras el batacazo creativo de Benjamin Button.
Así pues, nos encontramos ante una jugada redonda. El tirón de un fenómeno tan actual como el Facebook arrastrará a las masas al cine. Los adictos a colgar su vida en el muro observarán aterrados como tras algo tan aparentemente indefenso se mueven multitud de intereses cuyo principal beneficiario no es otro que un niñato sin abuela. Su historia es el pretexto perfecto para concluir que más vale un buen amigo real que 500 amigos etéreos.

Comentarios

Izengabe ha dicho que…
Es una película que en ningún momento me ha llamado la atención, aunque seguramente la termine viendo, además me convences con eso de que se centran más en el lado humano y en las relaciones 'de toda la vida', pq sería muy aburrido ver a gente chateando o algo por el estilo...
La vida del creador me sigue sin interesar, pero ya la veré...
Pol Morales ha dicho que…
Tu prefieres una del creador de tuenti, no? jejejej

Yo creo que te puede gustar, al menos para comprobar lo mal que te caerá el creador del facebook!

Entradas populares de este blog

Próximamente: 3 proyectos de lo más intrigantes

Verano suele ser sinónimo de taquillazos. Grandes superproducciones cargaditas de efectos especiales pero con escaso ingenio. Este año, además de superhéroes, sagas vampíricas y videojuegos que saltan al cine, se nos avecinan proyectos de un calibre distinto. Propuestas innovadoras rodeadas de misterio, tanto dentro como fuera de la pantalla, que no recelan de la tecnología pero que tampoco nadan en las plácidas aguas del entretenimiento más puro . Tienen a sus espaldas grandes campañas publicitarias, milimétricamente estudiadas, pero son películas que se venden por sí solas. Inception Christopher Nolan, el director que estrujó nuestros cerebros con Memento , parece que volverá a hacernos trabajar en su nueva película. Inception , traducida aquí como Origen , supondrá un nuevo reto sobre la mente humana y, a juzgar por el espectacular trailer, un desafío a las leyes de la gravedad. Leonardo DiCaprio encarna a Dom Cobb, especialista en apropiarse de los secretos del subconsciente ajeno

Los 8 momentos memorables del final de Mujeres Desesperadas

Pueden contarse con los dedos de una mano las series que han logrado cerrar la persiana sin remordimientos. Mujeres desesperadas seguramente se encuentre en ese reducido grupo de privilegiadas que alcanza el final satisfaciendo a la gran mayoría de sus seguidores , sin polémicas, sin originalidades, sin alterar, en definitiva, la esencia de una fórmula que la ha mantenido en antena durante ocho temporadas. Podrán vertirse muchas críticas sobre esta creación de Marc Cherry, gustarán más o menos algunas épocas de la serie, pero lo que no puede negársele a Mujeres desesperadas es la fidelidad a su público . La coherencia suele convertirse en la factura pendiente en producciones que, movidas por el éxito, suelen alargarse hasta el infinito, perdiendo en el camino la cordura ( Lost ) o a buena parte de su reparto original ( CSI ). Consciente de ello, Cherry decidió ponerle punto y final a su niña mimada antes de que el tiempo erosionara su identidad. La fecha escogida fue el p

Haciendo aguas con el Poseidón

Sirva de advertencia que me encanta el cine de catástrofes. No he visto El coloso en llamas , la primera que viene a la mente cuando mencionamos el género, pero Terremoto o Aeropuerto o las más recientes Pánico en el túnel o Un pueblo llamado Dante’s Peak se encuentran bien ancladas en mi memoria. Me da igual si se trata de incendios, erupciones volcánicas, terremotos, tormentas, inundaciones, hundimientos o una thermomix de todas ellas. Me da igual que este tipo de filmes sean de dudosa calidad cinematográfica. Las catástrofes en la pantalla me gustan (¿debería hacérmelo mirar?). Y probablemente eso no juega en mi favor a la hora de analizar una película como Poseidón . Sin embargo, gracias a la experiencia acumulada con los años y tras múltiples visionados de auténticas tragedias colectivas, uno acaba adquiriendo cierto criterio para diferenciar las grandes producciones de sus fotocopias de bajo presupuesto. Y puedo asegurar que Poseidón , auténtica apología del cartón piedra, pe