Ya sabemos que esta nuestra Academia cada año es más imprevisible, y si hace un tiempo sus miembros decidieron hacerle la pelota al divino Almodóvar para que volviera a acogerlos entre sus brazos, ahora se han propuesto poner de nuevo su paciencia a prueba. Desde luego que Los abrazos rotos no superó ni de lejos las grandes expectativas que la precedieron, pero de ahí a que El baile de la victoria, película sin pena ni gloria de Fernando Trueba, la desbanque como candidata al Goya resulta, como mínimo, escandaloso.
Aunque está claro que la cinta protagonizada por Pe, ella sí nominada como mejor actriz, no tenía ninguna posibilidad frente a los dos pesos pesados de este año, Los abrazos rotos merecía, al menos, un puesto en la final. El duelo, eso sí, se encuentra esta edición entre un habitual de los Goya, Alejandro Amenábar, y un catapultado Daniel Monzón, ambos pertenecientes al imperio de Vasile, aunque en distintos estamentos. Por ese motivo, porque los presupuestos y las campañas no fueron las mismas, y porque sus resultados son más destacables, Celda 211 merece ser la clara triunfadora de la noche. Se trata, sin duda, de una de las mejores películas que ha parido el cine español en los últimos años.
Sin entrar en las contradicciones de estas nominaciones, como el insólito hecho de que la hispano-argentina El secreto de sus ojos opte a mejor película y mejor película extranjera (¿Ganará las dos? ¿Una? ¿Ninguna?), lo cierto es que en la 24ª gala de los Goya podemos dar por seguras algunas cosas. Ágora se llevará un porrón de premios en materia técnica (más les vale tras el derroche económico) y Luis Tosar se alzará con el de mejor actor por su increíble papel en Celda 211 (Antonio Mercero y su Goya de honor se dan por hechos).
Lo más probable, también, es que la única estatuilla que acaricien esos abrazos rotos sea la de mejor banda sonora, por la que Alberto Iglesias ya recibió el premio del Cine Europeo. Más allá de las sorprendentes ausencias de Carmen Machi destacando en el casting de Almodóvar y de Luis Zahera compitiendo con el mismísimo Tosar, el morbo de la gala se encuentra de nuevo en la categoría de actriz principal. ¿Desfilará Rachel Weisz por la alfombra verde? Y lo más importante, ¿desbancará a la adorada Pe y a la favorita Lola Dueñas? El próximo domingo 14 de febrero lo sabremos de la mano de un Buenafuente al que observaremos con lupa.
Aunque está claro que la cinta protagonizada por Pe, ella sí nominada como mejor actriz, no tenía ninguna posibilidad frente a los dos pesos pesados de este año, Los abrazos rotos merecía, al menos, un puesto en la final. El duelo, eso sí, se encuentra esta edición entre un habitual de los Goya, Alejandro Amenábar, y un catapultado Daniel Monzón, ambos pertenecientes al imperio de Vasile, aunque en distintos estamentos. Por ese motivo, porque los presupuestos y las campañas no fueron las mismas, y porque sus resultados son más destacables, Celda 211 merece ser la clara triunfadora de la noche. Se trata, sin duda, de una de las mejores películas que ha parido el cine español en los últimos años.
Sin entrar en las contradicciones de estas nominaciones, como el insólito hecho de que la hispano-argentina El secreto de sus ojos opte a mejor película y mejor película extranjera (¿Ganará las dos? ¿Una? ¿Ninguna?), lo cierto es que en la 24ª gala de los Goya podemos dar por seguras algunas cosas. Ágora se llevará un porrón de premios en materia técnica (más les vale tras el derroche económico) y Luis Tosar se alzará con el de mejor actor por su increíble papel en Celda 211 (Antonio Mercero y su Goya de honor se dan por hechos).
Lo más probable, también, es que la única estatuilla que acaricien esos abrazos rotos sea la de mejor banda sonora, por la que Alberto Iglesias ya recibió el premio del Cine Europeo. Más allá de las sorprendentes ausencias de Carmen Machi destacando en el casting de Almodóvar y de Luis Zahera compitiendo con el mismísimo Tosar, el morbo de la gala se encuentra de nuevo en la categoría de actriz principal. ¿Desfilará Rachel Weisz por la alfombra verde? Y lo más importante, ¿desbancará a la adorada Pe y a la favorita Lola Dueñas? El próximo domingo 14 de febrero lo sabremos de la mano de un Buenafuente al que observaremos con lupa.
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