Más de 20 años de historia de la televisión de pago han tenido que pasar en nuestro país para que su buque insignia, Canal+, se lance de una vez por todas a la ficción propia. La cadena comenzó su nueva andadura con un tímido paso en forma de parodia documental, una ¿Qué fue de Jorge Sanz? sin apenas repercusión, para dar ahora una enorme zancada con la serie Crematorio. La crítica la ha acogido, desde mucho antes de su estreno, con los brazos abiertos. El público, tras ver el piloto, se ha sumado a las alabanzas. ¿Opiniones constructivas o reacciones miméticas?
Es como mínimo aventurado situar a Crematorio en lo más alto de la ficción española tras ver el primer episodio. La mayoría de críticos que la han encumbrado a categoría de obra maestra, con acceso a varios capítulos, han podido tener una visión más amplia de la serie. Sin embargo, los que únicamente hemos visto el piloto no contamos con los elementos suficientes para valorar la totalidad de este nuevo y ambicioso proyecto. Probablemente porque sus responsables han preferido no mostrar todas sus cartas en la tarjeta de presentación.
Lo que sí se desprende de este primer contacto con Crematorio es su voluntad de seguir la estela de la televisión por cable estadounidense. No es de extrañar que muchos hayan visto en esta iniciativa de Canal+ una voluntad de emular a la HBO. El planteamiento de la corrupción urbanística como uno de los principales problemas en España se asemeja demasiado al de las drogas en Estados Unidos que radiografió en su momento The wire. La humanización de Rubén Bertomeu, el protagonista sin escrúpulos pero a su vez cercano, recuerda mucho más que vagamente a la figura de Tony Soprano. Por no mencionar los homenajes directos a True blood en la cabecera.
Es evidente que tomando como referencia a productos tan mimados por la crítica mundial se gana buena parte del terreno, sobre todo cuando el modelo sirve de inspiración y no para un burdo plagio. En ese sentido, los creadores de la serie han hecho muy bien sus deberes. Han sabido plasmar los elementos que han convertido a la HBO en un canal de prestigio. Factura y lenguaje cinematográficos, tratamiento de los personajes, guión inteligente.
Sin embargo, parece que tendremos que esperar a los siguientes capítulos para comprobar la anunciadísima calidad de la serie. Esta primera toma de contacto, de tan prometedora, finalmente ha resultado fría, aséptica y de bajo impacto. Intuimos que la trama puede ir a mejor, pero sólo lo intuimos por el entusiasmo previo a su emisión. Sabíamos que Pepe Sancho era una elección acertada y, efectivamente, el actor aprovecha al máximo este bombón de personaje. Le auguramos grandes momentos, como al resto de secundarios de lujo. Sólo lo auguramos. Porque todo está en el aire. Crematorio, de momento, es sólo una promesa y ahora ha llegado el momento de cumplirla.
Es como mínimo aventurado situar a Crematorio en lo más alto de la ficción española tras ver el primer episodio. La mayoría de críticos que la han encumbrado a categoría de obra maestra, con acceso a varios capítulos, han podido tener una visión más amplia de la serie. Sin embargo, los que únicamente hemos visto el piloto no contamos con los elementos suficientes para valorar la totalidad de este nuevo y ambicioso proyecto. Probablemente porque sus responsables han preferido no mostrar todas sus cartas en la tarjeta de presentación.
Lo que sí se desprende de este primer contacto con Crematorio es su voluntad de seguir la estela de la televisión por cable estadounidense. No es de extrañar que muchos hayan visto en esta iniciativa de Canal+ una voluntad de emular a la HBO. El planteamiento de la corrupción urbanística como uno de los principales problemas en España se asemeja demasiado al de las drogas en Estados Unidos que radiografió en su momento The wire. La humanización de Rubén Bertomeu, el protagonista sin escrúpulos pero a su vez cercano, recuerda mucho más que vagamente a la figura de Tony Soprano. Por no mencionar los homenajes directos a True blood en la cabecera.
Es evidente que tomando como referencia a productos tan mimados por la crítica mundial se gana buena parte del terreno, sobre todo cuando el modelo sirve de inspiración y no para un burdo plagio. En ese sentido, los creadores de la serie han hecho muy bien sus deberes. Han sabido plasmar los elementos que han convertido a la HBO en un canal de prestigio. Factura y lenguaje cinematográficos, tratamiento de los personajes, guión inteligente.
Sin embargo, parece que tendremos que esperar a los siguientes capítulos para comprobar la anunciadísima calidad de la serie. Esta primera toma de contacto, de tan prometedora, finalmente ha resultado fría, aséptica y de bajo impacto. Intuimos que la trama puede ir a mejor, pero sólo lo intuimos por el entusiasmo previo a su emisión. Sabíamos que Pepe Sancho era una elección acertada y, efectivamente, el actor aprovecha al máximo este bombón de personaje. Le auguramos grandes momentos, como al resto de secundarios de lujo. Sólo lo auguramos. Porque todo está en el aire. Crematorio, de momento, es sólo una promesa y ahora ha llegado el momento de cumplirla.
Comentarios
Dicen que mejora en los próximos capítulos, así que tengamos paciencia, que de eso sabemos un rato