Ir al contenido principal

No es un pájaro, no es un avión, es un pastiche

Revitalizar la saga Superman con la producción de Christopher Nolan y la dirección de Zack Snyder parecía una jugada maestra. El primero dotó de prestigio a un superhéroe en horas bajas; El segundo demostró con 300 y Watchmen su buena mano con los cómics. Desde luego, no hay dudas sobre la eficacia de la decisión en la cuenta de resultados. La cinta ha recaudado en diez días y sólo en Estados Unidos más de 200 millones de dólares. Sin embargo, los reparos llegan con el producto final, que ni mejora ni empeora el material previo. Simplemente lo desvirtúa.

El hombre de acero se agarra como un clavo ardiendo a la marca Superman como podría haberlo hecho sobre cualquier otro superhéroe dentro de ese amplio e inabarcable surtido del que Hollywood se provee cual monstruo de las galletas. Más bien parece que asistimos al nacimiento de una nueva identidad, que ni han reconocido los seguidores del cómic ni desde luego reconoceremos los que todavía recordamos la primera entrega con Christopher Reeve. Poco importamos estos cuatro pelagatos. Lo que aquí importa es generar una nueva legión de adeptos. Pero incluso en ese cometido parece que los productores han fallado.  

¿Qué grado de identificación puede llegar a sentir la nueva camada de niños con un héroe que se asemeja más a una tuneladora que a un ser humano? ¿Qué motivación encontrarán los padres en una historia más hueca si cabe que la original? Partiendo de la misma base que El caballero oscuro, revolucionar los orígenes de un personaje popular, con una banda sonora prácticamente calcada, El hombre de acero fracasa ligando esta fórmula del éxito y termina ofreciendo una superproducción más cercana al despilfarro de Transformers (o de la inminente y nada apetecible Pacific rim) que a la frescura de Spiderman, por poner un ejemplo de adaptación de cómic bien resuelta.

La película tuvo a bien estrenarse justo dos días antes de la verbena de San Juan, porque sólo en estos días de truenos y petardos podían estar habituados nuestros oídos a semejante festín de fuegos artificiales. Tras una introducción excesivamente larga en el planeta Krypton, con lluvia de efectos digitales incluida, la película va intercalando el nacimiento del superhéroe con agotadores flashbacks de su infancia, esa franja que Smallville ya explotó durante diez temporadas y que los creadores de este remake no han sabido cómo encajar para entretener a la audiencia.

No pensaban que quizá hubiera sido más estimulante profundizar en los conflictos del joven Superman dentro de la comunidad que en los rascacielos de la ciudad de Metrópolis, cuyo interior terminamos conociendo mucho mejor que el del propio protagonista. Por si fuera poco, el guión elimina de un plumazo la doble identidad del superhéroe, desaprovechando una de las pocas tramas sugerentes del cómic, la relación entre Lois Lane y Clark Kent. Amy Adams, por tanto, se lleva la palma como actriz de renombre más desaprovechada, seguida muy de cerca por Kevin Costner, cuyo papel se reduce a cuatro tópicas frases sobre la responsabilidad de los superpoderes.

El remake únicamente se salva por sus enormes escenas de acción, entre las cuales destaca esa lucha a muerte entre Superman y el general Zod (¿Qué han hecho con nuestro Michael Shannon?) en Smallville o ese primer viaje planetario en el que Clark pone a prueba sus poderes. Otras, en cambio, pecan de confusión y desmesura, como prácticamente todo el tramo final del filme. Visto el resultado, es una lástima que la Warner se esfuerce tanto en desvincular la S de Superman con argumentos forzados. No entienden que la saga original, con nuestro superhéroe levantando coches o salvando vidas en las cataratas del Niágara, era mucho más cercana y creíble que este vertido de testosterona. Si la intención era alcanzar el reconocimiento de El caballero oscuro, desde luego no lo han conseguido.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Reconozco que a mi tampoco me gustó la pelicula, pero, esteee...el personaje de Kevin Costner en ningún momento habló sobre la responsabilidad de los poderes...
Pol Morales ha dicho que…
Seguro que no con esas palabras, pero Costner sólo está ahí para decir pachochadas como que la gente tiene miedo a lo desconocido... Y eso que la escena del tornado es de mis favoritas!
araccely ha dicho que…
Es que ni siquiera con otras palabras. El mensaje que le da el personaje de Kevin Costner es aún más estúpido "no hagas nada"
David ha dicho que…
Cuando era más chico me encantaba Superman. Solía leer muchas historietas y las de este personaje eran mis favoritas. Algún año que pude obtener vuelos promocionales para EEUU, pude disfrutar de ver la película el mismo día que se emitió

Entradas populares de este blog

El embolado de Julianne Moore

¿Cómo es posible que una película protagonizada por Julianne Moore y Samuel L. Jackson se estrene en tan sólo tres salas de Barcelona? Era la pregunta que rondaba por mi cabeza momentos antes de entrar en uno de esos tres cines en los que proyectaban El color del crimen . Dos horas más tarde, al atravesar la salida de emergencia, entendí perfectamente el motivo. La película es un bodrio. Capítulos de Sin rastro desarrollan mucho mejor en 45 minutos lo que este filme alarga a 120, la misteriosa desaparición de un niño blanco cerca de un gueto habitado por negros en New Jersey. Desde el momento en que la policía decide acordonar toda la colonia para encontrar al secuestrador, estalla un conflicto racial con dramáticas consecuencias. La película muestra, a su manera, algunos de los males que azotan Estados Unidos. Como es evidente, uno de ellos el racismo y las desigualdades sociales, pero también algunos otros que producen igual repugnancia, como es por ejemplo esa tendencia al asociac...

¿En qué se parece 'El orfanato' a 'Los otros'?

El último grito en críticas deconstructivas consiste en comparar El orfanato con Los otros con la única argumentación de que ambas películas se desarrollan en un siniestro caserío poblado de fantasmas. Si a ello le sumamos las supuestas similitudes interpretativas entre Belén Rueda y Nicole Kidman ya tenemos la mejor forma de dejar por tierra un filme sin ningún tipo de razonamiento lógico. Cabe recordar que lo mismo le sucedió a Amenábar cuando todos se empeñaron en calificar de copia de El sexto sentido a su penúltima obra, al menos en lo que a final rocambolesco se refiere. Las influencias son evidentes y las comparaciones, odiosas, porque, puestos a comparar, casi prefiero quedarme con la ópera prima de Bayona que con Los otros , quizá porque la moda del terror psicológico terminó por aburrirme. El orfanato , en cambio, es el miedo en estado puro . El cine de terror clásico. Estamos de acuerdo en que no hay nada mejor que sugerir antes que evidenciar en imágenes, pero el pavor ...

Los 8 momentos memorables del final de Mujeres Desesperadas

Pueden contarse con los dedos de una mano las series que han logrado cerrar la persiana sin remordimientos. Mujeres desesperadas seguramente se encuentre en ese reducido grupo de privilegiadas que alcanza el final satisfaciendo a la gran mayoría de sus seguidores , sin polémicas, sin originalidades, sin alterar, en definitiva, la esencia de una fórmula que la ha mantenido en antena durante ocho temporadas. Podrán vertirse muchas críticas sobre esta creación de Marc Cherry, gustarán más o menos algunas épocas de la serie, pero lo que no puede negársele a Mujeres desesperadas es la fidelidad a su público . La coherencia suele convertirse en la factura pendiente en producciones que, movidas por el éxito, suelen alargarse hasta el infinito, perdiendo en el camino la cordura ( Lost ) o a buena parte de su reparto original ( CSI ). Consciente de ello, Cherry decidió ponerle punto y final a su niña mimada antes de que el tiempo erosionara su identidad. La fecha escogida fue el p...