Nadie daba un duro por ella. Desde su preestreno en la última Comic-Con hasta el piloto, los malos augurios acompañaron a Revolution desde el primer momento. La última producción de la factoría J.J. Abrams llegaba a la NBC con el lastre de parecerse demasiado a sonoros fracasos como Terranova o Flashforward. Las comparaciones no eran nada descabelladas. Tanto el planteamiento como la puesta en escena que se vislumbraban en el tráiler y en el primer episodio presagiaban los peores pronósticos.
Sin embargo, la audiencia decidió darle a la serie la oportunidad que la crítica le obvió y Revolution ha correspondido a los más pacientes con una trama un tanto más sofisticada que la de otras producciones postapocalípticas. No tan compleja ni enrevesada como Perdidos o Fringe pero sí con los elementos que la convierten en algo más que una ficción de aventuras, léase con flashbacks y cliffhangers.
En esta road movie para la pequeña pantalla en que se ha convertido Revolution, hemos viajado de Chicago a Philadelphia con Charlie Matheson, la protagonista en busca de su hermano secuestrado por la Milicia. En estos tiempos de heroínas con arco y flechas a lo Juegos del hambre, el personaje parece diseñado expresamente para captar al público más joven. Y la canadiense Tracy Spiridakos lo asume con convencimiento.
Por suerte, la historia no se ciñe únicamente a las aventuras de una adolescente en un mundo reinado por la tiranía y el caos. Si algo consigue que soportemos con mayor o menor paciencia las diferentes peleas, persecuciones y explosiones son sus giros en el guión, como el que nos mostró a la madre de Charlie recluida en el cuartel del general Monroe o el que nos desveló que el tío Miles fue uno de los artífices de la Milicia.
Ese toque humano que nos van destapando poco a poco los sucesivos flashbacks, en una dosis muy inferior a la de Perdidos por cierto, es el que logra que empaticemos con unos villanos y una historia que de cualquier otro modo resultarían carentes del más mínimo interés. El capítulo del pasado lunes, con el que la serie se despide hasta finales de marzo, culminaba esa necesaria dosis dramática mediante el reencuentro entre Miles y Monroe, dos amigos convertidos ahora en rivales irreconciliables. La escena de tensión, y de amor fraternal, entre ambos es la más destacable de un episodio con pocas más emociones.
Donde fracasan estrepitosamente los decorados y efectos especiales, en la credibilidad, gana fuerza un casting de lo más acertado. Generales como Strausser, que parecen provenir directamente de la Gestapo y que encarnan actores maduros y solventes son el séquito perfecto para un general Monroe y un capitán Neville (Giancarlo Esposito) absolutamente aterradores. El contrapunto ideal para unos protagonistas, por el momento, demasiado planos.
El final del capítulo, en el que los helicópteros vuelven a funcionar gracias al amplificador de energía diseñado por Rachel, es sin embargo un gancho demasiado débil para generar expectación. Sin un cliffhanger que nos dejara con la boca abierta, seguiremos desconfiando y creyendo que Revolution mantiene sus buenas audiencias gracias al trampolín The voice. La NBC, por si las moscas, prefiere no arriesgarse y demostrar lo contrario.
Sin embargo, la audiencia decidió darle a la serie la oportunidad que la crítica le obvió y Revolution ha correspondido a los más pacientes con una trama un tanto más sofisticada que la de otras producciones postapocalípticas. No tan compleja ni enrevesada como Perdidos o Fringe pero sí con los elementos que la convierten en algo más que una ficción de aventuras, léase con flashbacks y cliffhangers.
En esta road movie para la pequeña pantalla en que se ha convertido Revolution, hemos viajado de Chicago a Philadelphia con Charlie Matheson, la protagonista en busca de su hermano secuestrado por la Milicia. En estos tiempos de heroínas con arco y flechas a lo Juegos del hambre, el personaje parece diseñado expresamente para captar al público más joven. Y la canadiense Tracy Spiridakos lo asume con convencimiento.
Por suerte, la historia no se ciñe únicamente a las aventuras de una adolescente en un mundo reinado por la tiranía y el caos. Si algo consigue que soportemos con mayor o menor paciencia las diferentes peleas, persecuciones y explosiones son sus giros en el guión, como el que nos mostró a la madre de Charlie recluida en el cuartel del general Monroe o el que nos desveló que el tío Miles fue uno de los artífices de la Milicia.
Ese toque humano que nos van destapando poco a poco los sucesivos flashbacks, en una dosis muy inferior a la de Perdidos por cierto, es el que logra que empaticemos con unos villanos y una historia que de cualquier otro modo resultarían carentes del más mínimo interés. El capítulo del pasado lunes, con el que la serie se despide hasta finales de marzo, culminaba esa necesaria dosis dramática mediante el reencuentro entre Miles y Monroe, dos amigos convertidos ahora en rivales irreconciliables. La escena de tensión, y de amor fraternal, entre ambos es la más destacable de un episodio con pocas más emociones.
Donde fracasan estrepitosamente los decorados y efectos especiales, en la credibilidad, gana fuerza un casting de lo más acertado. Generales como Strausser, que parecen provenir directamente de la Gestapo y que encarnan actores maduros y solventes son el séquito perfecto para un general Monroe y un capitán Neville (Giancarlo Esposito) absolutamente aterradores. El contrapunto ideal para unos protagonistas, por el momento, demasiado planos.
El final del capítulo, en el que los helicópteros vuelven a funcionar gracias al amplificador de energía diseñado por Rachel, es sin embargo un gancho demasiado débil para generar expectación. Sin un cliffhanger que nos dejara con la boca abierta, seguiremos desconfiando y creyendo que Revolution mantiene sus buenas audiencias gracias al trampolín The voice. La NBC, por si las moscas, prefiere no arriesgarse y demostrar lo contrario.
Comentarios
Aquí en abierto en laSexta, creo... menudo ojo tienen para comprar series!!
Y no está tan mal La Sexta! Person of interest es un éxito allí, The walking dead crea furor, Bones y el mentalista se mantienen, Boardwalk empire es como de culto...
Yo no la veo. No tengo tiempo. A duras penas puedo ver las que ya veo.
Hoy es el primer dia que tengo algo mas de tiempo para mi solo en semanas!!!
jesn/larryjr