Los espectadores que suelen fijarse en esos detalles, y los que no también, se llevarán las manos a la cabeza en cuanto comprueben la cantidad de veces en las que aparece en pantalla el micrófono de ambiente y demás artilugios cinematográficos en Posdata: te quiero. Cuando el micro casi se convierte en un personaje más de la película uno termina por plantearse si en realidad nos estarán colando la cinta del Así se hizo en vez de la original.
Es sólo una muestra de hasta que punto esta producción se toma en serio a sí misma y, por consiguiente, al espectador. El argumento y los diálogos terminan de corroborarlo: nadie creía en Posdata: te quiero y la única forma que han tenido de salvarla es mediante una impresionante campaña de publicidad. La misma que tuvo la cortesía, o la desfachatez, de invitarme a su preestreno, cuando en realidad la invitación debería ir bien acompañada de un cheque en blanco.
La gran pregunta que plantea esta película es quien demonios sobornó a Hilary Swank para que interpretara el papel principal. La actriz que ha logrado dos Oscars con los brillantes personajes de Boys don’t cry y Million dollar baby no tiene nada que ver con la escuálida jovencita de prominente dentadura que aquí nos presentan. Encarnando a la pobre viuda Holly, Swank desmerece su talento y se aproxima al nivel de actrices más comerciales, y mucho más idóneas para este tipo de filmes, como Jennifer Garner.
Ni los esfuerzos en vano de Lisa Kudrow por deshacerse de su papel de Phoebe en Friends ni el interesante cambio de registro de Gerard Butler tras su fibrado paso por 300 logran sacarle la punta a un guión más flojo que el de la media de comedias románticas al uso. Si la intención de la película era demostrar, tal como reza su eslogan, que el verdadero amor nunca muere, su argumento plasma justamente lo contrario: más vale morir sin amor que con este tipo de demostraciones crueles. Y es que sólo a un sádico retorcido se le ocurriría martirizar a su novia, todavía recuperándose de la pérdida, con mensajes de voz y cartas diarias.
No se me ocurre peor manera de vengarse de alguien. El sujeto le recuerda de forma constante cuan maravillosa fue la vida con él, la conduce a estar pendiente del buzón cada dos por tres, la obliga a escuchar su canción favorita en el lugar donde se conocieron sin pensar por un momento que aquello puede que le esté haciendo más daño que bien. Mientras, su amada se ve arrastrada por una depresión de caballo que él va alimentando a diario con sus malditas cartas.
Desde luego, el espectador romántico que persigue esta película puede terminar huyendo despavorido de la sala de cine, no sólo por esta idea sadomasoquista del amor que transmite, sino también por el tedioso desarrollo de la historia, a caballo entre el humor estúpido y los diálogos interminablemente banales. Sólo hay un momento de carcajada, el que protagoniza el personaje de Lisa Kudrow en su intento de hallar al pretendiente perfecto, y ni un solo momento que haga creer en el concepto de amor que suelen explotar este tipo de filmes, con lo que Posdata: te quiero, como comedia romántica, es también un rotundo fracaso.
Es sólo una muestra de hasta que punto esta producción se toma en serio a sí misma y, por consiguiente, al espectador. El argumento y los diálogos terminan de corroborarlo: nadie creía en Posdata: te quiero y la única forma que han tenido de salvarla es mediante una impresionante campaña de publicidad. La misma que tuvo la cortesía, o la desfachatez, de invitarme a su preestreno, cuando en realidad la invitación debería ir bien acompañada de un cheque en blanco.
La gran pregunta que plantea esta película es quien demonios sobornó a Hilary Swank para que interpretara el papel principal. La actriz que ha logrado dos Oscars con los brillantes personajes de Boys don’t cry y Million dollar baby no tiene nada que ver con la escuálida jovencita de prominente dentadura que aquí nos presentan. Encarnando a la pobre viuda Holly, Swank desmerece su talento y se aproxima al nivel de actrices más comerciales, y mucho más idóneas para este tipo de filmes, como Jennifer Garner.
Ni los esfuerzos en vano de Lisa Kudrow por deshacerse de su papel de Phoebe en Friends ni el interesante cambio de registro de Gerard Butler tras su fibrado paso por 300 logran sacarle la punta a un guión más flojo que el de la media de comedias románticas al uso. Si la intención de la película era demostrar, tal como reza su eslogan, que el verdadero amor nunca muere, su argumento plasma justamente lo contrario: más vale morir sin amor que con este tipo de demostraciones crueles. Y es que sólo a un sádico retorcido se le ocurriría martirizar a su novia, todavía recuperándose de la pérdida, con mensajes de voz y cartas diarias.
No se me ocurre peor manera de vengarse de alguien. El sujeto le recuerda de forma constante cuan maravillosa fue la vida con él, la conduce a estar pendiente del buzón cada dos por tres, la obliga a escuchar su canción favorita en el lugar donde se conocieron sin pensar por un momento que aquello puede que le esté haciendo más daño que bien. Mientras, su amada se ve arrastrada por una depresión de caballo que él va alimentando a diario con sus malditas cartas.
Desde luego, el espectador romántico que persigue esta película puede terminar huyendo despavorido de la sala de cine, no sólo por esta idea sadomasoquista del amor que transmite, sino también por el tedioso desarrollo de la historia, a caballo entre el humor estúpido y los diálogos interminablemente banales. Sólo hay un momento de carcajada, el que protagoniza el personaje de Lisa Kudrow en su intento de hallar al pretendiente perfecto, y ni un solo momento que haga creer en el concepto de amor que suelen explotar este tipo de filmes, con lo que Posdata: te quiero, como comedia romántica, es también un rotundo fracaso.
Comentarios
Por otro lado, decirte que el libro no está mal del todo, y que la película, dentro de las comedias románticas, tiene más chicha, mejores diálogos y más "detalles" que otras, pero eso ya es mi humilde opinión.
Muy acertado el apunte de Lisa Kudrow.
tienes toda la razón. Además, al iniciarse la proyección toda la platea nos pusimos a silbar porque estaba mal encuadrada la imagen. Desconocía totalmente que se entregaban las cintas con esos márgenes que los cines deben ocultar al encuadrar la imagen en pantalla! Gracias de nuevo.
Me alegra descubrir este blog, pese a algunas diferencias en criterios :P
Si soy el del pelo, que mal lo pasé... dos años y medio.
Mi blog es asi mas de caracter personal, para informar a colegas y demás de mis aventurillas, pero tambien hay fragmentos de películas, libros y canciones, así como relatos cortos de mi propia cosecha, que tal vez te puedan interesar.
Saludos, prometo venir por aqui ,ás veces
Nunca os han proyectado una película del revés?
En el caso de este preestreno en los Filmax Gran Via empezó la película viéndose solo de la mitad para abajo, cortándole la cabeza a la pobre Hillary Swank! Inmediatamente nos pusimos todos a silbar y dar palmas, pero seguramente luego tampoco estaría bien encuadrada y de ahí que se vieran los micros...
Pues me parece una cagada, imagínate que estás viendo Indiana Jones y de repente te aparecen los focos por arriba, le quita toda la gracia a la peli!