Algo está sucediendo en nuestras televisiones, y no, no es la llegada de la TDT. Sabíamos que la imaginación escaseaba entre sus responsables, que resucitar viejos programas era una fórmula recurrente, pero jamás como hasta ahora se había practicado un homenaje al pasado tan descarado como el de estos días. La crisis de ideas ha tocado fondo en nuestros canales y esta semana, mejor que nunca, se hace evidente. Para colmo, los espacios elegidos para una nueva chapa de pintura no son precisamente los más frescos e interesantes. La sombra de Alberto Oliart trasciende mucho más allá de la televisión pública.
La gala con la que Telecinco se cubrió de gloria, y de caspa, para celebrar sus 20 años de existencia fue un aviso para televidentes. El pasado puede regresar y casi siempre para peor. Como si de una ceremonia de los años 80 se tratara, la cadena de Vasile fue paseando sin ritmo ni gracia por un archivo histórico del que no supo sacar todo el provecho. En su momento, las mamachicho fueron mucho más revolucionarias que el rancio lenguaje televisivo que Gestmusic desempolvó durante la gala.
Pero el fenómeno no es aislado. Antena 3, hoy por hoy líder en espacios añejos, abría la caja de Pandora anunciando el regreso de los programas de chistes a la televisión (ya hizo algo parecido hace un año con el retorno del karaoke a nuestras pantallas). La fórmula de Genio y figura le brindó excelentes resultados de audiencia allá por los años 90 gracias, en parte, a la irrupción del mediático Chiquito de la Calzada. Hoy, quince años después, pretendían repetir éxito explotando la misma idea en El club del chiste.
Por su parte, la cadena de Fuencarral no quiso quedarse atrás y se sacó de la manga en tiempo récord una versión a cargo de Paz Padilla, otra de las cuentachistes que alcanzó la fama en el mismo espacio que Chiquito. De repente, y sin haberlo demandado, los espectadores nos encontramos de nuevo con un género que creíamos, y queríamos, perdido. Para nuestra desgracia, no ha sido el único.
Los programas musicales con niños como protagonistas también viven estos días su propia revitalización. Las escenas con pequeñajos resabidos y padres proyectando en ellos sus frustraciones vuelven a poblar nuestros hogares. Quien iba a decirnos que Menudas estrellas, un espacio de finales de los 90 tan bochornoso como innecesario, regresaría de nuevo y por partida doble, enfrentando de nuevo a Telecinco y Antena 3 en esta particular batalla por recuperar la memoria televisiva más vergonzosa.
Curioso que detrás de la gala de aniversario de Telecinco, Al pie de la letra, Lluvia de estrellas, Cántame una canción y tantos otros programas de idéntica factura se encuentre Gestmusic, productora de los antaño revolucionarios miembros de La Trinca. Aún así, los espacios de chistes y de niños cantaores no son los únicos que están viviendo una segunda oportunidad. De buena ley nos recuerda que Ana Rosa Quintana se hizo famosa en Veredicto antes de convertirse en imitadora frustrada de Oprah. Isabel Gemio y su Sorpresa, sorpresa reaparecen de vez en cuando por los pasillos de Antena 3 para quedar de nuevo en el olvido. El mismísimo Caiga quien caiga deambula de cadena en cadena en busca de la gloria pasada.
Los responsables de contenidos están convirtiendo las televisiones en yacimientos arqueológicos. Escarbando en el pasado, intentan recrear las victorias pretéritas, olvidando que los tiempos y los espectadores avanzan. A pesar de que la audiencia no suele respaldar este tipo de espacios, las cadenas insisten en mirar hacia atrás. Imitar al pasado o imitar el presente ajeno. Esas parecen las dos únicas alternativas de una televisión, la nuestra, con escasa imaginación.
La gala con la que Telecinco se cubrió de gloria, y de caspa, para celebrar sus 20 años de existencia fue un aviso para televidentes. El pasado puede regresar y casi siempre para peor. Como si de una ceremonia de los años 80 se tratara, la cadena de Vasile fue paseando sin ritmo ni gracia por un archivo histórico del que no supo sacar todo el provecho. En su momento, las mamachicho fueron mucho más revolucionarias que el rancio lenguaje televisivo que Gestmusic desempolvó durante la gala.
Pero el fenómeno no es aislado. Antena 3, hoy por hoy líder en espacios añejos, abría la caja de Pandora anunciando el regreso de los programas de chistes a la televisión (ya hizo algo parecido hace un año con el retorno del karaoke a nuestras pantallas). La fórmula de Genio y figura le brindó excelentes resultados de audiencia allá por los años 90 gracias, en parte, a la irrupción del mediático Chiquito de la Calzada. Hoy, quince años después, pretendían repetir éxito explotando la misma idea en El club del chiste.
Por su parte, la cadena de Fuencarral no quiso quedarse atrás y se sacó de la manga en tiempo récord una versión a cargo de Paz Padilla, otra de las cuentachistes que alcanzó la fama en el mismo espacio que Chiquito. De repente, y sin haberlo demandado, los espectadores nos encontramos de nuevo con un género que creíamos, y queríamos, perdido. Para nuestra desgracia, no ha sido el único.
Los programas musicales con niños como protagonistas también viven estos días su propia revitalización. Las escenas con pequeñajos resabidos y padres proyectando en ellos sus frustraciones vuelven a poblar nuestros hogares. Quien iba a decirnos que Menudas estrellas, un espacio de finales de los 90 tan bochornoso como innecesario, regresaría de nuevo y por partida doble, enfrentando de nuevo a Telecinco y Antena 3 en esta particular batalla por recuperar la memoria televisiva más vergonzosa.
Curioso que detrás de la gala de aniversario de Telecinco, Al pie de la letra, Lluvia de estrellas, Cántame una canción y tantos otros programas de idéntica factura se encuentre Gestmusic, productora de los antaño revolucionarios miembros de La Trinca. Aún así, los espacios de chistes y de niños cantaores no son los únicos que están viviendo una segunda oportunidad. De buena ley nos recuerda que Ana Rosa Quintana se hizo famosa en Veredicto antes de convertirse en imitadora frustrada de Oprah. Isabel Gemio y su Sorpresa, sorpresa reaparecen de vez en cuando por los pasillos de Antena 3 para quedar de nuevo en el olvido. El mismísimo Caiga quien caiga deambula de cadena en cadena en busca de la gloria pasada.
Los responsables de contenidos están convirtiendo las televisiones en yacimientos arqueológicos. Escarbando en el pasado, intentan recrear las victorias pretéritas, olvidando que los tiempos y los espectadores avanzan. A pesar de que la audiencia no suele respaldar este tipo de espacios, las cadenas insisten en mirar hacia atrás. Imitar al pasado o imitar el presente ajeno. Esas parecen las dos únicas alternativas de una televisión, la nuestra, con escasa imaginación.
Comentarios
Y no había un Buenafuente entre las mesas porque T5 no tiene un perfil así en la cadena. Ni de broma.
Además, yo soy de los que creen que Mermelada es un buen presentador. De un género nefasto, OK, pero es muy bueno.
Y estoy de acuerdo, jorgeja es buen presentador. Pocos podrían estar ahí manteniendo el interés durante 4 horas!!
No lo entiendo, pero la gente parece que pide a gritos volver a los 90! la década más hortera!! xD
Pero estoy seguro que hay décadas tan horteras como la de los 90.
Me perdí lo del nick.. ¿qué os pasó, eh?
Yo de los 90 vi muy acertado recuperar Veredicto, era muy buen programa! Pero esta versión que han hecho con actores no me gusta un pelo. Era más auténtico con marujonas peleándose por el regalo del yogur de sus hijos (caso mítico que ha quedado grabado en mi memoria de pez).
No sé qué más recuperaría... 'Lo que necesitas es amor' es demasiado cursi para los tiempos que corren. Y 'su media naranja' sin Jesús Puente perdió muchísimo...
... y de comienzos de la primera década de este milenio, "Confianza Ciega". Nunca entenderé por qué este reality del engaño nunca tuvo una segunda edición. Yo creo que no superaría el surrealismo de la primera. Me reí muchísimo viéndolo.
Pero recuerdo que lo mejor de todo era el debate que había despúes del programa, que lo presentaba juan ramón lucas e intervenían maría teresa viejo, ramoncín, una psicóloga que sale constantemente en la tele y alguno más. Y lo debatían en tono digno, analizando el comportamiento humano y blablabla... ¡¡buenísimo!!
Recuerdo que el debate final terminó más allá de las tres de la mañana... y con un share bestial.
La final tuvo un 31,9% y el debate final superó el 50% de share!!!
Debatían (atención, que no tiene precio): Lidia Lozano, Ramoncín, Teresa Viejo, Juan y Medio y Alberto Comesaña (ex de Amistades Peligrosas).
Es que parece irrepetible, jaja...
Bueno, casi que yo debería trabajar un poco...
jaja, dignificando la profesión!!
lo que no sé es cómo lo hiciste...
Yo ya la perdí. Parece que estoy en operación des-bikini... pero llevo muchos meses sin hacer ejercicio y sin tiempo ni humor para ello.
Pero si hago más de 60 3 días por semana y ahí sigue, escondida en el fondo de la grasa!! Qué asco de tabletas!!
pero claro, seguro que después de trabajar da más pereza ponerse con abdominales que lo del step, lo entiendo perfectamente... por eso yo iba a gym al mediodía, al salir del trabajo era incapaz.
me voy ya! Por qué la ausencia de hoy en el foro?? no entiendo nada!