Coinciden estos días en la cartelera dos películas a priori infantiles pero destinadas a un público adulto, Alicia en el país de las maravillas y Fantástico Sr. Fox. Es evidente que, en taquilla, la ingenua protagonista de la cinta de Disney se comerá con patatas al zorro que da nombre a la segunda propuesta. Tan evidente como injusto, puesto que el ingenio que derrocha la primera incursión animada de Wes Anderson es diametralmente opuesto al de la última película de Tim Burton.
La rabiosa actualidad de la tecnología 3D versus la técnica artesanal del stop motion. Incluso en una supuesta batalla formal, Fantástico Sr. Fox saldría ganando. Los fanáticos de la tridimensionalidad encontrarán los movimientos estáticos como más propios del siglo pasado. Sin embargo, esta animación a trompicones provoca momentos de asombro que con las gafas todavía no hemos logrado sentir.
Hay escenas del filme de Anderson que Alicia en el país de las maravillas, con todo su arsenal de efectos digitales, es incapaz de alcanzar. El inicio de la cinta, sin ir más lejos, con la huida de los zorros protagonistas a través del campo, es una auténtica maravilla. O la original presentación de los tres malvados granjeros. Los ordenadores podrán conseguir una resolución sumamente realista, pero para los matices de Fantástico Sr. Fox lo artesanal juega más a su favor.
Aún así, el último trabajo de Anderson brilla por algo más que los aspectos formales. El guión es el auténtico mérito del filme, que por fin destina todos sus recursos a satisfacer a un público adulto. Ya era hora que una historia con animales parlanchines no resultara calcada a la anterior y, sobre todo, que no viniera acompañada del típico personaje secundario concebido para buscar la carcajada de los más pequeños.
El Sr. Fox es un ser ambicioso, que no se contenta con una apacible y humilde vida bajo tierra. Prefiere hipotecarse hasta las cejas para vivir en un precioso árbol, aunque su nuevo hogar se encuentre a escasos metros de tres malvados granjeros. Mientras, en casa debe lidiar con su paciente mujer y con un hijo en plena adolescencia y en busca de su propia identidad. La codicia del zorro Fox termina devolviéndolo a su pasado como ladrón, involucrando a toda la familia y a parte del vecindario en una guerra sin cuartel contra los humanos.
La historia discurre ágil gracias a unos diálogos repletos de ingenio y, sobre todo, a la presencia de unos personajes de incalculable valor. Los problemas existenciales del hijo de Fox, buscando la admiración de su padre, o las desternillantes apariciones de la malvada rata son sólo un ejemplo de las múltiples posibilidades que ofrece la animación. Y una muestra más de que Burton esta vez no ha sabido explotarlas.
La rabiosa actualidad de la tecnología 3D versus la técnica artesanal del stop motion. Incluso en una supuesta batalla formal, Fantástico Sr. Fox saldría ganando. Los fanáticos de la tridimensionalidad encontrarán los movimientos estáticos como más propios del siglo pasado. Sin embargo, esta animación a trompicones provoca momentos de asombro que con las gafas todavía no hemos logrado sentir.
Hay escenas del filme de Anderson que Alicia en el país de las maravillas, con todo su arsenal de efectos digitales, es incapaz de alcanzar. El inicio de la cinta, sin ir más lejos, con la huida de los zorros protagonistas a través del campo, es una auténtica maravilla. O la original presentación de los tres malvados granjeros. Los ordenadores podrán conseguir una resolución sumamente realista, pero para los matices de Fantástico Sr. Fox lo artesanal juega más a su favor.
Aún así, el último trabajo de Anderson brilla por algo más que los aspectos formales. El guión es el auténtico mérito del filme, que por fin destina todos sus recursos a satisfacer a un público adulto. Ya era hora que una historia con animales parlanchines no resultara calcada a la anterior y, sobre todo, que no viniera acompañada del típico personaje secundario concebido para buscar la carcajada de los más pequeños.
El Sr. Fox es un ser ambicioso, que no se contenta con una apacible y humilde vida bajo tierra. Prefiere hipotecarse hasta las cejas para vivir en un precioso árbol, aunque su nuevo hogar se encuentre a escasos metros de tres malvados granjeros. Mientras, en casa debe lidiar con su paciente mujer y con un hijo en plena adolescencia y en busca de su propia identidad. La codicia del zorro Fox termina devolviéndolo a su pasado como ladrón, involucrando a toda la familia y a parte del vecindario en una guerra sin cuartel contra los humanos.
La historia discurre ágil gracias a unos diálogos repletos de ingenio y, sobre todo, a la presencia de unos personajes de incalculable valor. Los problemas existenciales del hijo de Fox, buscando la admiración de su padre, o las desternillantes apariciones de la malvada rata son sólo un ejemplo de las múltiples posibilidades que ofrece la animación. Y una muestra más de que Burton esta vez no ha sabido explotarlas.
Comentarios
Mucho mejor que Alicia, que me como dije, me quedo con los primeros minutos de la película, antes de entrar a Wonderland.
Viaje a Darjeeling me gustó más.
kyot :)
La última que he visto es Ironman2. ¿La has visto? jajajaja Espero por tu bien que no hayas pagado por ver tal porquería.
¿sabes de películas alemanas que valgan la pena? Y que no sea El Hundimiento, La Cinta Blanca ni estas archiconocidas. Es que quiero practicar mi alemán.
kyot
Coincido plenamente con tu crítica, sobre todo recalcar lo que has comentado de la escena inicial. Tiene unas tomas de primer plano de la cara del Mr. Fox con un calidad que nunca había visto antes.
No pensé que me fuera a gustar tanto, fue una experiencia fantástica.