
Que Tarantino se descojonara con esta película en la última Mostra de Venecia no significa nada. Ahí están Death proof y otras locuras sin sentido que el director de Tennessee ha producido para demostrarnos que no todo lo que concibe está al mismo nivel de Kill Bill. Para De la Iglesia, sin embargo, ha sido el mejor regalo que le pudo caer en la ciudad de los canales, junto al León de Plata como mejor director y el premio Osella al mejor guión. La gran cantidad de pasta invertida en la promoción de la película no alcanza un halago de Tarantino. El éxito ya está asegurado.

Es en ese momento cuando la película alcanza su clímax y parece que estemos embarcados en un proyecto audiovisual sin precedentes en la historia de nuestro cine, en algo surrealista pero plagado de ingenio. La mezcla de comedia, acción y terror, por el momento equilibrada, se muestra en el mejor escaparate posible, una fotografía oscura y siniestra con planos de riesgo. Pero como suele ocurrirle a De la Iglesia, termina convirtiendo una buena premisa, un excelente planteamiento, en un despropósito donde lo único que rige es el caos.
Balada triste de trompeta se convierte de repente en un cúmulo de gags, sketches, o como prefieran llamarlo, en busca de la risa más fácil. Los guiños, los cameos, las parodias, se van sucediendo. Primero, con la imitación de Franco, luego con el atentando contra Carrero Blanco, por último con el rejuvenecimiento de Raphael. Al espectador le vienen a la mente, como si de flashes se trataran, las caricaturas de Polònia (TV3) sobre el caudillo o películas tan denostadas como Mortadelo y Filemón (la segunda parte) o Spanish Movie. Buena parte de la culpa la tiene un actor que aparece en ambas, Carlos Areces, con cuyo rostro y físico resulta imposible no desternillarse.
Pensándolo bien, no es de extrañar que Tarantino se partiera de la risa con Balada triste de trompeta. Sólo un chalado osaría imitarlo, porque evidentemente De la Iglesia lo imita, sin contar con los elementos que hacen de sus disparates un material de lo más serio. Sin las parrafadas dialécticas que desbordan talento, sin una cuidada selección musical y sin un montaje arreglado pero informal cualquier intento de alcanzar al director más loco del cine actual es un mero chiste, una chirigota sin sustancia. Imposible de tomar en serio.
Comentarios
Muy bien argumentado e hilado, por otra parte.
Yo también me quedé boquiabierto. Iba con expectativas y salí medio cabreado. Tirar a la basura un planteamiento tan bueno, por dios!
pero me da rabia.. él me cae muy bien, la premisa estupenda y la estética muy, muy lograda.
El tío estuvo muy gracioso en la presentación de anoche, me encanta su voz!!
creo que la veré igualmente.. a saber cuándo.
jeje.