
Una vez más, el director británico ha sabido seleccionar materia prima de la más alta calidad. Comenzando por un amigo que, desde luego, es todo un tesoro, llamado David Hare y terminando por unos productores que, a pesar de las disputas y las diferencias, fomentadas en su mayoría por el polémico Harvey Weinstein, han sabido situar a El lector donde se merece, en la lucha por el Oscar a la mejor película del año.
La base del filme ya es todo un acierto. Bernhard Schlink, abogado y casi desconocido escritor alemán, salió de su anonimato en 1995 gracias a una novela parcialmente autobiográfica en la que el nazismo se planteaba desde uno de los pocos prismas que sobre esta barbarie todavía quedaban por explorar. El libro situaba al lector en la tesitura de empatizar con la guardiana de un campo de concentración acusada de crímenes de guerra. La adaptación a la pantalla realizada por Hare no sólo no ha ignorado tan espinoso planteamiento sino que ha presentado el dilema de forma muy elegante e inteligente.

Los que opinen que reflexiones de este tipo equivalen a un posicionamiento claro a favor del nazismo han obviado deliberadamente los pasajes que hacen de este filme una obra seria, madura y, sobre todo, respetuosa. Sorprendente es que no se muestren imágenes del campo de concentración en pleno apogeo ni que se recurra al flashback para recalcar los horripilantes hechos de los que la protagonista formó parte. Sorprendente y de agradecer, porque por primera vez el holocausto judío en el cine se trata más con la cabeza que con el corazón.

La relación de Hanna Schmitz y el jovencísimo Michael Berg que ocupa la primera parte del filme se trata con tan absoluta delicadeza y naturalidad que apenas puede despertar rechazo en la platea más reaccionaria. Ni siquiera los desnudos integrales, de tan bellos, pueden herir sensibilidad alguna. En todo caso, si por algo se caracteriza esta exquisita obra es por hacer florecer los sentimientos del espectador. Una obra que remueve por dentro y que nos planta justo delante del perdón, eso que a los humanos tanto nos cuesta reconocer. Por El lector, y toda su excelencia de principio a fin, y por sus dos joyas anteriores, Stephen Daldry se sitúa de forma directa en lo más alto del podio de mis directores favoritos.
Comentarios
Bonita reseña... como ya te dije en el buzón de FA.
A mí personalmente me agrada mucho cuando un crítico escribe de lo que le gusta con esa pasión y con ese, si cabe, amor por determinada película o artista.
Noto que te gusta mucho Kate Winslet, ¿es ella tu actriz favorita?
Saludos,