Noche apoteósica para There will be blood . La mejor, sin duda, de las cinco nominadas a mejor película de la noche se alzó finalmente con las ocho estatuillas doradas a las que optaba. En un año claramente marcado por filmes de gran aceptación entre la crítica más sesuda pero de escasa respuesta en taquilla, la vencedora no podía ser otra que la última obra de Paul Thomas Anderson, la única que no perdía el oremus con tanto metraje. De igual forma que el vencedor en la categoría de mejor actor de reparto no podía ser otro que el actor español Javier Bardem. Sólo los realizadores norteamericanos, bien sabedores del significado de la palabra espectáculo, podrían ingeniárselas de tal forma para que fuera finalmente Penélope Cruz quien le entregara el preciado galardón. Sublime el momento en que la actriz no pudo reprimir otro de sus arranques de espontánea locura y gritó el nombre de su amado desde el escenario . Solo por ese ansiado beso entre ambos tortolitos mereció la pena trasnochar...
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