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THE BOYS | La serie definitiva sobre antihéroes

Acostumbrados como estamos a una saturación de superhéroes que ha convertido las sagas en franquicias y las franquicias en fases, con todo tipo de reboots, precuelas, secuelas y spin-offs, es normal que la enésima propuesta que nos llega, esta vez de la mano de Amazon Prime Video, produzca más bien pereza. Acostumbrados como estamos a que las adaptaciones para televisión sean más bien modestas, por no decir funestas, todavía se entiende más el posible hastío hacia un género que parece mostrar síntomas de agotamiento, aunque las cifras de recaudación nos digan más bien lo contrario.

The Boys, esta vez sí, supone una apuesta alternativa y arriesgada. No del tipo Deadpool, o Guardianes de la galaxia, o Escuadrón suicida, o de tantas otras variantes que Marvel y DC se han sacado de la manga para expandir sus universos. La adaptación del cómic de Garth Ennis y Darick Robertson por fin supone un soplo de aire fresco, ya que se adentra en un terreno hasta ahora desconocido, con una capacidad de sorpresa y un espíritu crítico que la alejan por completo de toda la oferta previa.

De entrada, The boys ofrece tantas lecturas que cada espectador podrá quedarse con la que mejor le convenga. Los amantes de la acción se encontrarán, en el primer episodio, con un par de escenas dignas de las mejores superproducciones. La muerte inicial y la lucha con un superhéroe invisible demuestran que Amazon no ha escatimado recursos en un producto que parecía pertenecer a la serie B.

Para los que busquen algo más que el despliegue técnico, la serie les reserva una sucesión de giros de guion que oscilan entre la irreverencia y la crítica despiadada hacia los abusos de poder. Porque en The boys los superhéroes son productos pervertidos por la maquinaria económica, instrumentos en manos de las grandes corporaciones para proporcionar al mundo una sensación de falsa seguridad, mientras en la trastienda se esconde todo un entramado de perversión y falsa moral.

La mirada más desesperanzada sobre una sociedad desencantada y necesitada de ídolos a los que aferrarse. En ese punto de vista pesimista y amoral es donde reside la fortaleza de The boys, que convierte a unos superhéroes fácilmente identificables con las factorías Marvel y DC en antagonistas de las personas de carne y hueso, las auténticas heroínas que luchan por desenmascarar un status quo basado en la corrupción. Los paralelismos con el mundo actual, con referencias también a los abusos sexuales, son tan evidentes que la convierten en una serie necesaria, además de entretenida. Producto perfecto para aquellos que reniegan del género superheroico, precisamente porque les ayudará a reafirmar su postura.

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