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LA AMIGA ESTUPENDA | El reto de ampliar un fenómeno

Hay fenómenos literarios muy difíciles de trasladar a la pantalla. En principio, parece más sencillo adaptar un thriller de éxito como La verdad sobre el caso Harry Quebert (como ha hecho Starz con su reciente serie) que una obra tan intimista como la tetralogía de Elena Ferrante. Hace falta dedicarle un tiempo, reposar cada página e interiorizar cada matiz de esta aparentemente sencilla historia, para que termine cautivando al lector. Esa capacidad de descripción para crear el microcosmos en el que nace y se desarrolla la amistad entre las dos protagonistas es el motor imprescindible del libro y también el escollo más importante que debía salvar su adaptación audiovisual.

La entente entre la RAI italiana y un sello de prestigio como HBO suponía un buen presagio. Sería absurdo trasladar la historia a cualquier otro lugar que no fuera la Nápoles de los años 50 pero a su vez el traspaso a televisión debía hacerse con las máximas garantías, con la firme apuesta de mantener la fidelidad a un libro que ha encandilado a millones de lectores y, sobre todo, de lectoras. A juzgar por los dos primeros episodios, el resultado no decepciona pero tampoco encandila. Lo más probable es que satisfaga, con reservas, a la legión de fans de la obra literaria pero no logre sumar nuevos adeptos a la Ferrantemanía.

Y es que solo si has leído los libros entrarás en un guion que refleja a la perfección esta maravillosa amistad pero que en demasiados momentos adquiere un tono melodramático, prácticamente teatral, que arrugará la nariz de los noveles. Hay una escena concreta, que tiene lugar entre los balcones de un humilde barrio napolitano, que ejemplifica muy bien esa excesiva dramatización. Una intensidad extrema que por momentos juega en contra de la radiografía social que tan bien retrata Ferrante en sus libros. La sobreactuación de algunos personajes nos aleja en determinados momentos de las durísimas condiciones de una barriada en la que se impone la lucha de clases.

En contrapartida, la serie aprueba sobradamente en el punto más importante. Describir la relación de amistad entre Lenù y Lila no era tarea fácil y, sin embargo, tanto en la elección de casting como en el relato, esta historia de amor consigue traspasar la pantalla y tocar de lleno al espectador prácticamente de la misma forma que logra la autora con su texto. Esa competitividad, ese anhelo, esa admiración y dependencia mutuas quedan notablemente descritos gracias al trabajo de las dos actrices protagonistas y a un guion que no puede obviar las voces en off, mecanismo indispensable en esta ocasión para alcanzar el mismo efecto que la obra original.

El compositor Max Richter vuelve a dotar a una banda sonora de un papel preponderante, tal como hiciera con The Leftovers. Su música consigue dignificar algunos de esos pequeños momentos bochornosos y a su vez redondear los más bellos, como el que tiene lugar cuando las dos niñas traspasan el túnel que separa su barrio del mundo exterior. Es uno de los pasajes más hermosos del primer libro y uno de los que mejor define sus vaivenes de personalidad y la difícil relación que las mantiene unidas y separadas durante tanto tiempo.

A su vez, la serie mantiene el espíritu feminista de la obra literaria, más cercano a la realidad social que al panfleto. La dificultad de acceso a la educación de las mujeres en una época que solo les reservaba un puesto como amas de casa es una constante que marcará las conciencias de sus protagonistas. Mientras Lenù consigue tirar adelante con sus estudios, el talento innato de Lila queda interrumpido por la inercia de un hogar cuyas penurias económicas impiden pensar en algo más que no sea la supervivencia.

La amiga estupenda, por tanto, supone un buen punto de partida para una historia que todavía tiene muchos rincones que explorar. Veremos si la serie es capaz de adaptarse a las nuevas situaciones, a los nuevos personajes y, sobre todo, a una vida fuera del barrio que amplía horizontes y marca la distancia entre las protagonistas. Prueba de fuego para una trama que si consigue cautivar como los libros se convertirá en una de las más emotivas de la televisión.

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