Hay sentimientos imposibles de explicar. Reacciones imprevistas, que nos descubren rincones recónditos de nuestro cerebro. Impulsos que traspasan ese perímetro de seguridad que nos mantiene cuerdos. De ahí que la idea de cinco seres entrañables y antagónicos dirigiendo nuestra mente a través de un cuadro de mandos se antoje como la mejor y más lúcida manera de explicar los complejos mecanismos que cada día dictan nuestras actuaciones . Que nuestro destino esté en manos de los caprichos de cinco emociones tan dispares como la alegría, la tristeza, la ira, el miedo y el asco resulta reconfortante. Nos encontramos bajo los designios de sentimientos contrapuestos, que pueden escapar a nuestro control. Es todo un consuelo. Nos elude de tanta responsabilidad, de esa presión que implica actuar siempre con corrección y coherencia. Definir a nuestros semejantes a partir de los protagonistas de Inside out es además un ejercicio que le reconcilia a uno con el género humano . Todo se entiende...
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