Comenzaba el capítulo sereno, con calma, sin la música jazz de la cabecera. Volviendo a la cabaña donde se gestó el amor y se destaparon las desconfianzas. Ahora todo era distinto. Sin dudas, sin secretos, sin sospechas. Una paz y una tranquilidad que hacían presagiar lo peor. Demasiada felicidad, demasiada perfección. Parecía más bien el último adiós antes de la gran tragedia. Y la tragedia llegó, pero no de la forma esperada.
Con unos planes de futuro conjunto y unos cruasanes en camino, parecía que el último suspiro de Brody se produciría con ese último rezo junto al lago. Su trama estaba cerrada, con el divorcio consensuado y la verdad por delante. Pero la inesperada decisión de Quinn, que en el último momento decidió no disparar al sargento, nos volvió a descolocar una vez más. Uno de los tantos giros de guión que han convertido a esta segunda temporada de Homeland en uno de los mejores ejemplos de que segundas partes pueden ser tanto o más buenas.
La tragedia llegó, como decíamos, de manera sorprendente. Era fácil intuir que Abu Nazir no facilitaría las cosas a la CIA incluso después de muerto, una muerte demasiado precipitada, demasiado sencilla. Debía existir un plan por encima de su propia existencia. Y el plan se cumplió de manera magistral, primero con la muerte del vicepresidente Walden en manos de Brody y luego con un funeral con toda la plana mayor del Estado y con una agencia de inteligencia bajando la guardia más que nunca.
La explosión que terminaría con la vida de Estes, de los Walden y de 200 peces gordos en la sede de la CIA en Langley abre nuevas sospechas, sobre todo en torno al eterno sospechoso de la serie, un Brody que parece rendido a los brazos de Carrie, que ha redimido sus pecados colaborando con la agencia secreta pero del que todavía debemos desconfiar. Incluso la primera reacción de la agente Mathison después del atentando y a pesar de su venda en los ojos es la de apuntar con el gatillo a su amado.
Los argumentos con los que Brody convence a Carrie de que cualquiera puede haber colocado los explosivos en su coche y de que aquello forma parte de un plan de Nazir siembran todavía más la duda, sobre todo si nos fijamos en los métodos de abducción con los que logra convencer a la joven, tan parecidos a los mecanismos de manipulación que el líder terrorista utilizó para convertir al soldado en traidor.
Muchos gestos apuntarían a Brody como posible perpetrador de la masacre. Esperó al momento ideal para retirarse junto a Carrie del funeral, demostró un atisbo de tristeza y arrepentimiento cuando ella le manifestó sus deseos de abandonar la agencia por él, pero sobre todo no hay que olvidar esa cara de satisfacción y de odio con la vida del vicepresidente en sus manos.
De ser así, habría encontrado en Carrie la aliada perfecta, cuya fe ciega le ha facilitado abandonar el edificio y traspasar la frontera con Canadá sin problemas. Ahora será ella la que deberá explicar qué narices ha hecho en las horas posteriores al atentado y es muy probable que en esa nueva CIA dirigida por Saul sospechen enseguida de sus debilidades amorosas.
El nuevo Estes
Saul se ha convertido en el protagonista de un capítulo que lo sitúa en el epicentro de la próxima temporada. Algunos han encontrado en su rezo ante los cuerpos de los fallecidos un indicio de traición, pero conviene diferenciar el kaddish, que son los versos judíos que susurra el nuevo director de la CIA, de las plegarias de Brody en el garaje de su hogar, por no mencionar que si no fuera por la decisión de Estes todavía permanecería encarcelado en las instalaciones de la agencia secreta, incapaz de urdir por tanto ningún oscuro plan.
Quizá las miradas deberíamos depositarlas en Quinn, ese nuevo agente que parece trabajar para el máximo dirigente de la CIA pero que finalmente desoye sus órdenes de fulminar a Brody. ¿Lo hizo realmente porque él persigue a los malos? ¿Quiénes son realmente los malos para Quinn? Si hubiera obedecido a Estes, el sargento no habría podido perpetrar el atentado, suponiendo que fuera el autor. Tampoco habría facilitado la labor del que pretendiera incriminar a Brody colocando la bomba en su coche. Así que todo hubiera sido muy diferente, radicalmente distinto, si el pelirrojo hubiera desaparecido del mapa. Si Quinn no es un aliado de los terroristas, está claro que le pesará mucho el cargo de conciencia.
Por último, está ese vídeo de confesión que difunden los medios en las horas posteriores al atentado y que los Brody reciben en casa como un mazazo, sobre todo Dana, que probablemente se convierta en una pieza clave de la tercera temporada para descubrir al verdadero Nicholas. ¿Quién ha enviado la cinta a las televisiones? ¿La CIA? ¿Con el conocimiento de Saul? ¿Abu Nazir desde la ultratumba?
Está claro que los productores de Homeland, Alex Gansa y Howard Gordon, no han querido decepcionar a sus seguidores, recelosos algunos de la deriva que podía tomar la serie en esta segunda temporada. Desde el primer capítulo hasta el último han demostrado que no había nada que temer. Los 12 episodios han formado en conjunto una obra maestra sorprendente, adictiva e inteligente muy difícil de superar. Como difíciles serán de soportar los nueve meses de espera hasta que nos volvamos a reencontrar con los amantes imposibles Nicholas y Carrie.
Con unos planes de futuro conjunto y unos cruasanes en camino, parecía que el último suspiro de Brody se produciría con ese último rezo junto al lago. Su trama estaba cerrada, con el divorcio consensuado y la verdad por delante. Pero la inesperada decisión de Quinn, que en el último momento decidió no disparar al sargento, nos volvió a descolocar una vez más. Uno de los tantos giros de guión que han convertido a esta segunda temporada de Homeland en uno de los mejores ejemplos de que segundas partes pueden ser tanto o más buenas.
La tragedia llegó, como decíamos, de manera sorprendente. Era fácil intuir que Abu Nazir no facilitaría las cosas a la CIA incluso después de muerto, una muerte demasiado precipitada, demasiado sencilla. Debía existir un plan por encima de su propia existencia. Y el plan se cumplió de manera magistral, primero con la muerte del vicepresidente Walden en manos de Brody y luego con un funeral con toda la plana mayor del Estado y con una agencia de inteligencia bajando la guardia más que nunca.
La explosión que terminaría con la vida de Estes, de los Walden y de 200 peces gordos en la sede de la CIA en Langley abre nuevas sospechas, sobre todo en torno al eterno sospechoso de la serie, un Brody que parece rendido a los brazos de Carrie, que ha redimido sus pecados colaborando con la agencia secreta pero del que todavía debemos desconfiar. Incluso la primera reacción de la agente Mathison después del atentando y a pesar de su venda en los ojos es la de apuntar con el gatillo a su amado.
Los argumentos con los que Brody convence a Carrie de que cualquiera puede haber colocado los explosivos en su coche y de que aquello forma parte de un plan de Nazir siembran todavía más la duda, sobre todo si nos fijamos en los métodos de abducción con los que logra convencer a la joven, tan parecidos a los mecanismos de manipulación que el líder terrorista utilizó para convertir al soldado en traidor.
Muchos gestos apuntarían a Brody como posible perpetrador de la masacre. Esperó al momento ideal para retirarse junto a Carrie del funeral, demostró un atisbo de tristeza y arrepentimiento cuando ella le manifestó sus deseos de abandonar la agencia por él, pero sobre todo no hay que olvidar esa cara de satisfacción y de odio con la vida del vicepresidente en sus manos.
De ser así, habría encontrado en Carrie la aliada perfecta, cuya fe ciega le ha facilitado abandonar el edificio y traspasar la frontera con Canadá sin problemas. Ahora será ella la que deberá explicar qué narices ha hecho en las horas posteriores al atentado y es muy probable que en esa nueva CIA dirigida por Saul sospechen enseguida de sus debilidades amorosas.
El nuevo Estes
Saul se ha convertido en el protagonista de un capítulo que lo sitúa en el epicentro de la próxima temporada. Algunos han encontrado en su rezo ante los cuerpos de los fallecidos un indicio de traición, pero conviene diferenciar el kaddish, que son los versos judíos que susurra el nuevo director de la CIA, de las plegarias de Brody en el garaje de su hogar, por no mencionar que si no fuera por la decisión de Estes todavía permanecería encarcelado en las instalaciones de la agencia secreta, incapaz de urdir por tanto ningún oscuro plan.
Quizá las miradas deberíamos depositarlas en Quinn, ese nuevo agente que parece trabajar para el máximo dirigente de la CIA pero que finalmente desoye sus órdenes de fulminar a Brody. ¿Lo hizo realmente porque él persigue a los malos? ¿Quiénes son realmente los malos para Quinn? Si hubiera obedecido a Estes, el sargento no habría podido perpetrar el atentado, suponiendo que fuera el autor. Tampoco habría facilitado la labor del que pretendiera incriminar a Brody colocando la bomba en su coche. Así que todo hubiera sido muy diferente, radicalmente distinto, si el pelirrojo hubiera desaparecido del mapa. Si Quinn no es un aliado de los terroristas, está claro que le pesará mucho el cargo de conciencia.
Por último, está ese vídeo de confesión que difunden los medios en las horas posteriores al atentado y que los Brody reciben en casa como un mazazo, sobre todo Dana, que probablemente se convierta en una pieza clave de la tercera temporada para descubrir al verdadero Nicholas. ¿Quién ha enviado la cinta a las televisiones? ¿La CIA? ¿Con el conocimiento de Saul? ¿Abu Nazir desde la ultratumba?
Está claro que los productores de Homeland, Alex Gansa y Howard Gordon, no han querido decepcionar a sus seguidores, recelosos algunos de la deriva que podía tomar la serie en esta segunda temporada. Desde el primer capítulo hasta el último han demostrado que no había nada que temer. Los 12 episodios han formado en conjunto una obra maestra sorprendente, adictiva e inteligente muy difícil de superar. Como difíciles serán de soportar los nueve meses de espera hasta que nos volvamos a reencontrar con los amantes imposibles Nicholas y Carrie.
Comentarios
Felices Fiestas a todos.
jesn/larryjr
Ya te escribí en la web de mundo plus contestando a un comentario que hiciste del Iplus.. seguramente no me conocerás por el nombre..porque es este hombre el que está registrado.. pero vamos.. que escribimos indistintamente los dos alli....
Da recuerdos a evita... y muchos besos a jana
pero vamos.. que yo os sigo por alli... tu jesn]] cuando cuelgues fotos de la niña las veo..
y a Tvpeople]] cuidado con tantos cactus en tu terraza,.. no sea que te vayas a "pinchar"...bien el colllage que hizo tu madre... se te ve en varias fotos...jajaj
Hoy hay algunas más.
Si te conoci, porque me llamastes jesn.