El morbo de los Goya de este año parece que se va a centrar en el duelo Almodóvar-Urbizu, uno que ya es todo un experto en los galardones del cine patrio y otro que se estrena en la ceremonia, que no en el thriller (ahí está La caja 507 para corroborarlo), con No habrá paz para los malvados. Si la Academia es consecuente con sus actos previos, el director manchego saldrá nuevamente por la puerta de atrás el próximo 19 de febrero a pesar de partir como favorito con las 16 nominaciones de La piel que habito, filme con el que ni siquiera contaron en la preselección de candidatas al Oscar.
Pero ya sabemos el gusto de la institución académica por los giros inesperados. Esta mañana mismo, durante la lectura de nominaciones, ha aparecido el western Blackthorn, como resucitado del olvido, entre los seleccionados a mejor película. Imaginamos la cara de Jaume Balagueró, y de los espectadores que han podido gozar de una de las pocas películas reseñables de este año, al comprobar que Mientras duermes ha quedado fuera de la quiniela oficial. Ni siquiera la lacrimógena, sobrevaloradísima, La voz dormida, está a la altura de uno de los mejores thrillers que ha parido el cine español.
Sin embargo, si hay dos galardones que no merecen discusión son el de actor principal y el de mejor actriz revelación. Aunque el Banderas comedido de La piel que habito y el soberbio Tosar de Mientras duermes merecen todo el reconocimiento, el Santos Trinidad de José Coronado ha sido el personaje del año y, sin duda, el de toda su carrera. No habrá paz para los malvados no tendría razón de ser sin su presencia. Lo mismo podría decirse también de María León, sin cuya gracia y salero perdería el poco encanto que tiene La voz dormida.
La categoría de mejor interpretación femenina queda este año deslucida sin la presencia de las grandes actrices de nuestro cine, allanando el camino a Elena Anaya, la que más probabilidades tiene de salir con un Goya bajo el brazo. Sorprende también la alta consideración hacia La chispa de la vida, la última producción de Álex de la Iglesia. El gran público sólo ha podido de ver, a falta de su estreno este viernes, un tráiler que invita más bien a obviarla de la cartelera y de la trayectoria de su director.
La máxima expectación de esta gala, por tanto, queda reducida de nuevo a detalles morbosos, como por ejemplo si Almodóvar sellará la reconciliación de hace dos años con la Academia o si algún discurso se saldrá del guión marcado con, pongamos por ejemplo, alguna mención al movimiento 15M. Eso y comprobar cómo se las gasta la gran Eva Hache de maestra de ceremonias. Buena falta hará el humor en un año en el que nuevamente ha salvado las cifras el denostado Torrente.
Pero ya sabemos el gusto de la institución académica por los giros inesperados. Esta mañana mismo, durante la lectura de nominaciones, ha aparecido el western Blackthorn, como resucitado del olvido, entre los seleccionados a mejor película. Imaginamos la cara de Jaume Balagueró, y de los espectadores que han podido gozar de una de las pocas películas reseñables de este año, al comprobar que Mientras duermes ha quedado fuera de la quiniela oficial. Ni siquiera la lacrimógena, sobrevaloradísima, La voz dormida, está a la altura de uno de los mejores thrillers que ha parido el cine español.
Sin embargo, si hay dos galardones que no merecen discusión son el de actor principal y el de mejor actriz revelación. Aunque el Banderas comedido de La piel que habito y el soberbio Tosar de Mientras duermes merecen todo el reconocimiento, el Santos Trinidad de José Coronado ha sido el personaje del año y, sin duda, el de toda su carrera. No habrá paz para los malvados no tendría razón de ser sin su presencia. Lo mismo podría decirse también de María León, sin cuya gracia y salero perdería el poco encanto que tiene La voz dormida.
La categoría de mejor interpretación femenina queda este año deslucida sin la presencia de las grandes actrices de nuestro cine, allanando el camino a Elena Anaya, la que más probabilidades tiene de salir con un Goya bajo el brazo. Sorprende también la alta consideración hacia La chispa de la vida, la última producción de Álex de la Iglesia. El gran público sólo ha podido de ver, a falta de su estreno este viernes, un tráiler que invita más bien a obviarla de la cartelera y de la trayectoria de su director.
La máxima expectación de esta gala, por tanto, queda reducida de nuevo a detalles morbosos, como por ejemplo si Almodóvar sellará la reconciliación de hace dos años con la Academia o si algún discurso se saldrá del guión marcado con, pongamos por ejemplo, alguna mención al movimiento 15M. Eso y comprobar cómo se las gasta la gran Eva Hache de maestra de ceremonias. Buena falta hará el humor en un año en el que nuevamente ha salvado las cifras el denostado Torrente.
Comentarios
Lo de este año es aún peor teniendo en cuenta que Almodóvar parece gustar en EEUU.
La academia sabe que las nominaciones pueden ayudar a que las películas vuelvan o continúen en la cartelera a la espera de más taquilla.
Y creo que la Academia y Almodóvar ya no tienen tan malas relaciones desde 'Volver'.
Saludos.
Desde luego para mi la mejor ceremonia, y los mejores premios son los EMMY...aunque ya llevo casi dos años que me aburren.. porque a las series y a la gente que les dan casi no les he visto ni seguido... pero vamos.... que es la ceremonia que más me gusta... muuucho más que los Oscars......
Jesn