Fueron muy hábiles. Arrancaron sin compasión, apuntando a la serie madre y al corazoncito de los millones de huérfanos de Walter White. Vince Gilligan y Peter Gould sabían que aquellos primeros minutos, que aquel doble capítulo inicial, era de vital importancia para atrapar a los incondicionales de Breaking bad . Para convencerles de que aquél spin-off , a priori tan poco apetecible, sobre Saul Goodman seguiría la estela de la más grande. Factura impecable, diálogos hilarantes, personajes carismáticos y una trama adictiva. Echaron mano de toda la artillería pesada . Un flashforward de Saul en la era post-Heisenberg, una fotografía preciosa y detallista que convierte a la sórdida Albuquerque en todo un placer para la vista y, sobre todo, guiños constantes a la serie principal que culminaron con esa aparición estelar del gran Tuco Salamanca. Imposible no rendirse a los pies de Gilligan. Había logrado lo imposible, callar las bocas de los escépticos y extender el imaginario d...
Blog sobre cine y televisión. Reseñas sobre las últimas novedades en películas y series de televisión.