Los chicos de Vayatele ya nos lo advirtieron. Los diálogos de la adaptación española de Las chicas de oro eran calcados a los de la versión original. Incluso identificaron los capítulos emitidos anoche por La 1 con el octavo y el segundo de la primera temporada de la serie americana. Lejos de ser alentador, este dato sólo sirve para jugar en contra de la producción de José Luis Moreno, puesto que ni contando con los mismos elementos de una comedia made in USA ha logrado desprenderse del tufo casposo que evaporan todos sus productos televisivos.
El excantante de ópera, según sus propias palabras, y especialista en neurocirugía con dominio de trece idiomas, habrá amanecido esta mañana resplandeciente tras comprobar los datos de audiencia que cosechó anoche la serie en la televisión pública. Un 22% de share en plena época de la TDT es un dato para echarse a pegar brincos. Pero si el responsable del remake de Las chicas de oro fuera otro que no decorara con sus iniciales el fondo de la piscina, probablemente sentiría un poco de vergüenza por un éxito tan dudosamente justificado.
Porque tiene delito contar con un plantel de actrices que ni Almodóvar y lograr que suenen idénticas a Pepa y Avelino. Moreno consigue con el particular histrionismo de sus guiones que terminemos odiando el timbre de voz de la mismísima Lola Herrera o que acabemos sintiendo lástima por toda una Carmen Maura. La musa de La comunidad convertida en la tonta de un vodevil de cartón piedra. Más que las risas, deberían empezar a enlatar también los llantos.
Porque tiene narices que las manos del ventrílocuo hayan convertido una sitcom americana en otro producto bochornoso de la España más rancia y cañí. El humor inteligente se sustituye aquí por una sucesión de improperios que las actrices recitan con prisa pero sin pausa. Guiones tan artificiales como los decorados de teatro de revista que adornan la serie. Tan sólo unas imágenes de playa entre escena y escena, suponemos que extraídas de la serie original, nos recuerdan que este nuevo producto de la factoría Moreno tiene un precedente. El resto, ni por asomo hace pensar en las chicas de oro ochenteras.
Lo peor es que las audiencias vienen a confirmar que José Luis Moreno gusta, y mucho. Sobre todo en la televisión que lo ha visto nacer, crecer y forrarse. El estilo que pondría los pelos de punta a cualquier canal televisivo norteamericano, sin mencionar siquiera a los de pago, aquí triunfa sin complejos entre un público mayoritariamente envejecido, el que todavía forma el grueso de La 1. Ingenuos, pensamos que la retirada de Noche de fiesta supuso el punto y final a la televisión pública más casposa. Pero Moreno ha vuelto y parece que, entre todos, volveremos a financiar durante largo tiempo sus caprichos horteras de divo trasnochado.
El excantante de ópera, según sus propias palabras, y especialista en neurocirugía con dominio de trece idiomas, habrá amanecido esta mañana resplandeciente tras comprobar los datos de audiencia que cosechó anoche la serie en la televisión pública. Un 22% de share en plena época de la TDT es un dato para echarse a pegar brincos. Pero si el responsable del remake de Las chicas de oro fuera otro que no decorara con sus iniciales el fondo de la piscina, probablemente sentiría un poco de vergüenza por un éxito tan dudosamente justificado.
Porque tiene delito contar con un plantel de actrices que ni Almodóvar y lograr que suenen idénticas a Pepa y Avelino. Moreno consigue con el particular histrionismo de sus guiones que terminemos odiando el timbre de voz de la mismísima Lola Herrera o que acabemos sintiendo lástima por toda una Carmen Maura. La musa de La comunidad convertida en la tonta de un vodevil de cartón piedra. Más que las risas, deberían empezar a enlatar también los llantos.
Porque tiene narices que las manos del ventrílocuo hayan convertido una sitcom americana en otro producto bochornoso de la España más rancia y cañí. El humor inteligente se sustituye aquí por una sucesión de improperios que las actrices recitan con prisa pero sin pausa. Guiones tan artificiales como los decorados de teatro de revista que adornan la serie. Tan sólo unas imágenes de playa entre escena y escena, suponemos que extraídas de la serie original, nos recuerdan que este nuevo producto de la factoría Moreno tiene un precedente. El resto, ni por asomo hace pensar en las chicas de oro ochenteras.
Lo peor es que las audiencias vienen a confirmar que José Luis Moreno gusta, y mucho. Sobre todo en la televisión que lo ha visto nacer, crecer y forrarse. El estilo que pondría los pelos de punta a cualquier canal televisivo norteamericano, sin mencionar siquiera a los de pago, aquí triunfa sin complejos entre un público mayoritariamente envejecido, el que todavía forma el grueso de La 1. Ingenuos, pensamos que la retirada de Noche de fiesta supuso el punto y final a la televisión pública más casposa. Pero Moreno ha vuelto y parece que, entre todos, volveremos a financiar durante largo tiempo sus caprichos horteras de divo trasnochado.
Comentarios
La palabra que lo define, como tu bien dices, es casposo, y tiene el sello de Moreno, que lo único que se salva de todo lo que ha hecho hasta ahora puede ser La Que Se Avecina (y a ratos)
Espero que la semana que viene baje considerablemente, pero me da a mi que se va a mantener con buenos datos
Yo tengo uno, pero llevo poco tiempo, solo este año. Si quieres pasate a ver que te parece.
Adw
Ya me he hecho seguidor de Deus Ex Machina, que pinta genial! Y ya verás como los años pasan volando haciendo el blog. Yo ni me he enterado!
Nos seguimos por la red, pues. Tu adeu es valenciano según he visto en el perfil, no? jejej. Saludos desde Barcelona.
Saludos, los felicito por el mundial ganado y voy a seguir el blog, tiene cosas interesantes.
www.sebastianvargas-cine.blogspot.com
Y tanto que aquí hay TV basura, pero muchíiiiisima! Todos los productos, o casi todos, de José Luis Moreno, el productor más casposo del mundo, son un ejemplo de telebasura, que además ahora volvemos a financiar desde la TV pública (y en tiempos de crisis).
En el artículo anterior encontrarás dos pelis españolas que no están mal: Lope y Todo lo que tú quieras. Luego hay otra española que descubrí hace poco y que está realmente bien: el habitante incierto.
Ya me dirás!
Saludos para Argentina!