Pocas producciones españolas se adentran
en el complicado terreno de la ciencia ficción más realista, esa en la
que no predominan los robots y la tecnología de última generación sino
un universo costumbrista en un contexto hipotético e irreal. En el caso
de Vulcania se trata de una comunidad cerrada y dictatorial en la que
el trabajo en una fundición de acero es lo único que dignifica a sus
integrantes, adoctrinados mediante el discurso del miedo a lo
desconocido y una falsa apariencia de libertad. ¿Les suena de algo?
La crítica es tan evidente que incluso se refuerza con la frase “ni siquiera sabríais ser libres”, por si a algún espectador despistado no le había quedado claro el mensaje. Todo lo valiente que es el debutante José Skaf recreando una atmósfera que tan pronto recuerda a ‘El bosque’ como a Perdidos deja de serlo en cuanto decide reducir los momentos de tensión a su desenlace. Un enorme plantel de actores, encabezado por José Sacristán, Aura Garrido, Ana Wagener y un soberbio Ginés García Millán, queda desaprovechado por un planteamiento que finalmente no sabe explotar todo su potencial.
La crítica es tan evidente que incluso se refuerza con la frase “ni siquiera sabríais ser libres”, por si a algún espectador despistado no le había quedado claro el mensaje. Todo lo valiente que es el debutante José Skaf recreando una atmósfera que tan pronto recuerda a ‘El bosque’ como a Perdidos deja de serlo en cuanto decide reducir los momentos de tensión a su desenlace. Un enorme plantel de actores, encabezado por José Sacristán, Aura Garrido, Ana Wagener y un soberbio Ginés García Millán, queda desaprovechado por un planteamiento que finalmente no sabe explotar todo su potencial.
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