Que de unos acontecimientos tan macabros, tan aberrantes como los que vivió Natascha Kampusch durante ocho años de secuestro, se extrapole una historia tan íntima, tan tierna y, en definitiva, tan bella como la que narra La habitación sólo puede ser obra y milagro de su guionista. Emma Donoghue, la propia autora de este relato inspirado en el rapto de la austriaca, consigue hacer del horror una maravillosa fábula. Una trama que haría las delicias de un maestro del thriller como Denis Villeneuve se transforma aquí en una especie de La vida es bella en clave de crónica negra , en la que de nuevo la imaginación de un niño se utiliza para revestir la cruda realidad con elementos de cuento. La primera hora de La habitación es absolutamente magistral. Durante esos prodigiosos minutos iniciales uno tiene la sensación de estar asistiendo a un microcosmos inaudito, ejerciendo una especie de privilegiado voyeurismo en torno a la relación de una madre y su hijo en un ambiente hostil, cl...
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