Señora, que atisbas desde tu lado del sofá cómo va aumentando el tamaño de la barriga de tu marido mientras apenas quita el ojo del televisor. Sufrida esposa que cargas con todas las tareas de ese hogar que nació de la ilusión y muere de monotonía. No sufras más en silencio. Jason Reitman ha creado el hombre ideal para ti . Su nombre es Frank y aunque acaba de escaparse de prisión, no hay de qué preocuparse. Es la mezcla perfecta de chico malo y esposo ideal, que tan pronto te cambia la rueda del coche como te prepara una buena tarta de melocotones. Apuesto, atento, cariñoso, padrazo. El tipo con el que cualquiera se fugaría al otro lado del mundo. Este arquetipo de marido perfecto es el gancho con el que Reitman ha querido ganarse el afecto de un supuesto público femenino, el que debería babear con esta historia de amor entre una mujer divorciada con depresión y un ex convicto, mientras el resto de la platea, crítica incluida, lapida a Una vida en tres días con acusaciones de
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