Ir al contenido principal

ESPECIAL SITGES 2013: Mucho ruido y pocas nueces

Es importante matizar, como hizo el presentador de la cinta en la sección Seven Chances del Festival de Sitges, que lo que Joss Whedon ha hecho con Mucho ruido y pocas nueces no es adaptar la obra de Shakespeare a la gran pantalla sino arrojar el texto literalmente sobre ella. No conviene ir desinformado y entrar en pánico, como fue mi caso. Aquí la jugada es a la inversa. La película es la que se acomoda al libro.

Desconociendo este pequeño pero importantísimo detalle, uno comprueba con estupor que el guión no se ha tomado la molestia de adaptar ni una mísera coma de la comedia de Shakespeare. La primera reacción es cagarse en la madre que parió a Whedon y en el maldito momento que le dio por experimentar más allá de la ciencia ficción de culto y la factoría Marvel. O anoche la gente llegó prevenida de casa al cine Prado de Sitges o realmente estaba muy familiarizada con la lectura clásica. Porque yo sí sufrí un proceso de adaptación complicado.

Hasta que asimilé la vertiginosa lectura de subtítulos, situé a los personajes en su contexto actual y digerí cuál era el plan, experimenté un episodio de rechazo frontal no sólo hacia el director de la cinta, al que ya acusaba internamente (e injustamente) de farsante, sino a todo el mundo a mi alrededor, que parecía captarlo todo al vuelo y desternillarse sin compasión. Mis complejos comenzaban a aflorar.

Por suerte, el filme se encargó enseguida de serenar los ánimos caldeados. Superado el shock inicial, Mucho ruido y pocas nueces se convierte en una divertida comedia de enredo, un ejercicio de adaptación nada sencillo, que efectivamente no mueve una coma del texto original pero que aprovecha el contexto actual para expandir el humor y la sátira de Shakespeare hasta límites delirantes.

La reencarnación de los cortesanos de Messina en personajes que bien podrían protagonizar una sitcom estadounidense le sienta de maravilla al clásico, sobre todo porque el reparto se entrega en cuerpo y alma al disparate. Los enredos, engaños y traiciones palaciegas, con su tono tan mordaz, pero también tan dramático y teatral, adquieren con esta relectura mayores dosis de ironía y sarcasmo, alcanzando el absurdo más desternillante.

La presencia de cámaras de videovigilancia o teléfonos móviles en una trama del siglo XVI contribuye sin duda a la carcajada, pero el verdadero mérito de esta nueva perspectiva de Mucho ruido y pocas nueces (grabada curiosamente en blanco y negro) recae, como en la mayoría de buenas comedias, en un excelente reparto coral. Rostros muy reconocibles para los fans de Whedon como Amy Acker, Alexis Denisof o Nathan Fillion se unen con absoluta entrega a esta nueva y desconocida faceta indie de su mentor, manifestada nada menos que entre Los vengadores y Agents of S.H.I.E.L.D.. Pensándolo bien lo único que cabe hacer es vitorear ¡Viva la madre que lo parió!

Comentarios

Entradas populares de este blog

Próximamente: 3 proyectos de lo más intrigantes

Verano suele ser sinónimo de taquillazos. Grandes superproducciones cargaditas de efectos especiales pero con escaso ingenio. Este año, además de superhéroes, sagas vampíricas y videojuegos que saltan al cine, se nos avecinan proyectos de un calibre distinto. Propuestas innovadoras rodeadas de misterio, tanto dentro como fuera de la pantalla, que no recelan de la tecnología pero que tampoco nadan en las plácidas aguas del entretenimiento más puro . Tienen a sus espaldas grandes campañas publicitarias, milimétricamente estudiadas, pero son películas que se venden por sí solas. Inception Christopher Nolan, el director que estrujó nuestros cerebros con Memento , parece que volverá a hacernos trabajar en su nueva película. Inception , traducida aquí como Origen , supondrá un nuevo reto sobre la mente humana y, a juzgar por el espectacular trailer, un desafío a las leyes de la gravedad. Leonardo DiCaprio encarna a Dom Cobb, especialista en apropiarse de los secretos del subconsciente ajeno

Haciendo aguas con el Poseidón

Sirva de advertencia que me encanta el cine de catástrofes. No he visto El coloso en llamas , la primera que viene a la mente cuando mencionamos el género, pero Terremoto o Aeropuerto o las más recientes Pánico en el túnel o Un pueblo llamado Dante’s Peak se encuentran bien ancladas en mi memoria. Me da igual si se trata de incendios, erupciones volcánicas, terremotos, tormentas, inundaciones, hundimientos o una thermomix de todas ellas. Me da igual que este tipo de filmes sean de dudosa calidad cinematográfica. Las catástrofes en la pantalla me gustan (¿debería hacérmelo mirar?). Y probablemente eso no juega en mi favor a la hora de analizar una película como Poseidón . Sin embargo, gracias a la experiencia acumulada con los años y tras múltiples visionados de auténticas tragedias colectivas, uno acaba adquiriendo cierto criterio para diferenciar las grandes producciones de sus fotocopias de bajo presupuesto. Y puedo asegurar que Poseidón , auténtica apología del cartón piedra, pe

Dos maduritas cachondas

Es el pretexto ideal para una película porno. Un joven cachas se cepilla a la madre de su mejor amigo una noche de borrachera . Al descubrirlo, el otro se dirige sin miramientos a la casa de al lado y hace lo propio con su mamá, conformando un cuadrilátero de infinitas posibilidades que es una lástima que esta película australiano-francesa no llegue a explorar. Porque la cinta, señores, se toma en serio la premisa y en vez de extender el delirio con tríos, incestos y escenas gay-lésbicas busca convertir en drama un argumento de risa. Lejos de derivar esta absurda historia de amores cruzados en una tragedia griega, Dos madres perfectas encima se recrea con cierta sorna en los momentos más bochornosos . “¿Cómo te sientes?” le pregunta Naomi Watts, una de las madres a su mejor amiga cuando ambas descubren su particular intercambio de hijos. “Muy bien, mejor que nunca”, le responde sin apenas pestañear Robin Wright para a continuación ofrecernos un plano de ambas con cara de satisfa