Como ocurre con la arquitectura, hay proyectos cinematográficos que nacen con la voluntad de trascender, de perdurar en el tiempo contra viento y marea. Seguro que es lo que se planteó Brady Corbet cuando consiguió financiación para una obra titánica, gigante y desbordante, que solo vislumbraríamos en manos de directores consagrados como Scorsese o Spielberg. Sin embargo, con un presupuesto mucho más modesto del que manejan estos mandamases de Hollywood, con menos de diez millones de dólares, el joven cineasta, de apenas 36 años, levanta un filme mastodóntico, una obra maestra que lo consagra ya como uno de los grandes en la industria del cine. Corbet es tan visionario como el protagonista de su filme. Tenía en mente una cinta ambiciosa y la consigue materializar a la contra, con una duración cercana a las cuatro horas, en formato 70 mm, y con una temática, la arquitectura, discriminada por el séptimo arte. Y visto el resultado parece impensable. Pocos elementos tan cinematográficos
10. The Crown (T6) Lejos de sus primeras cuatro temporadas, cuando la historia en mayúsculas tenía más protagonismo que la vida sentimental de Lady Di y su primogénito, la tanda de capítulos finales de The Crown no ha sido la mejor de la serie pero nos ha brindado un desenlace excelente, enlazando a la perfección la boda de Camila y Carlos con el funeral de la Reina. El capítulo de la muerte de Margaret es uno de los mejores de toda una serie que ya es historia de la televisión. 9. Cocina con química Los años 50 en Estados Unidos, una protagonista presentando un programa de cocina... No es muy alentador el contexto de una serie que, sin embargo, cautiva desde el primer momento. La causante es precisamente su actriz principal, una Brie Larson que se produce un papelón a su medida. La historia de una química que lucha por hacerse un hueco en una comunidad científica dominada por los hombres atrapa también por el resto del reparto, en el que brillan tanto un perro como una niña pequeña.