Pueden contarse con los dedos de una mano las series que han logrado cerrar la persiana sin remordimientos. Mujeres desesperadas seguramente se encuentre en ese reducido grupo de privilegiadas que alcanza el final satisfaciendo a la gran mayoría de sus seguidores, sin polémicas, sin originalidades, sin alterar, en definitiva, la esencia de una fórmula que la ha mantenido en antena durante ocho temporadas.
Podrán vertirse muchas críticas sobre esta creación de Marc Cherry, gustarán más o menos algunas épocas de la serie, pero lo que no puede negársele a Mujeres desesperadas es la fidelidad a su público. La coherencia suele convertirse en la factura pendiente en producciones que, movidas por el éxito, suelen alargarse hasta el infinito, perdiendo en el camino la cordura (Lost) o a buena parte de su reparto original (CSI).
Consciente de ello, Cherry decidió ponerle punto y final a su niña mimada antes de que el tiempo erosionara su identidad. La fecha escogida fue el pasado domingo 13 de mayo, cuando más de once millones de espectadores se congregaron para darle el último adiós a una serie que pasa a sumarse a la lista de grandes hitos de la televisión. Un final perfecto para Mujeres desesperadas, con la dosis exacta de humor, drama y nostalgia, que se resume en ocho escenas memorables.
1. El último acto de la señora McCluskey
Acostumbrada a ser una secundaria de lujo, la vecina más cascarrabias de Wisteria Lane se convirtió en inusitada protagonista del doble episodio final. Con los días contados por un cáncer terminal y en un acto de valentía, Karen McCluskey decidió resolver el juicio de Bree autoinculpándose del asesinato del padrastro de Gabrielle. Más que la confesión, lo realmente entrañable fue su discurso sobre la amistad desde el estrado ante la atenta mirada de las cuatro desesperadas, que también minutos antes habían protagonizado otra escena lacrimógena cuando se ofrecieron a cuidarla en sus últimos días.
2. La declaración de Tom a Lynette
La separación del matrimonio más compenetrado del barrio se venía arrastrando desde la séptima temporada y desde entonces también sabíamos que la crisis entre los Scavo terminaría resolviéndose. Lo que no sospechábamos es que la reconciliación se convertiría en una de las escenas más emocionantes del capítulo final, cuando en plena calle Tom le reconoce a Lynette que siempre será la mujer de su vida. A continuación, el plano de la bolsa de hielo y el travelling circular en torno a la pareja suponen la guinda al momento más romántico de la noche.
3. Delirio en la limusina
Hacía tiempo que Mujeres desesperadas no nos regalaba una escena desternillante como la que protagonizaron Julie y Renee de camino a la gran boda, cuando de repente la hija de Susan rompe aguas sobre el vestido de la novia. Son el tipo de situaciones que la genial Edie Brit dominaba a la perfección (su ausencia se dejó notar en el homenaje a los muertos final) y que Vanessa Williams ha sabido asumir con bastante solvencia. La última incorporación de la serie demostró con su histérica reacción ante la ceremonia que bien merecía su puesto junto a las cuatro protagonistas.
4. Bree es humana
Es uno de los personajes más jugosos de la serie, por su actitud estirada, sus ideales conservadores y su fachada de mujer perfecta. Uno de los alicientes de Mujeres desesperadas ha sido comprobar cómo las tramas han ido desmontando el mundo perfecto e ideal de Bree van De Kamp. Tras varias relaciones, a cada cual más infructuosa, la vecina más fría de Wisteria Lane por fin encuentra el amor en su abogado, el primer hombre al que le congratula descubrir su lado más humano. Más discutible es el porvenir político que nos avanzaron de ella más tarde como nueva Sarah Palin y con el que debemos concluir que el personaje finalmente no ha evolucionado lo más mínimo. Además, ¿qué partido querría entre sus filas a una sospechosa de asesinato?
5. Homenaje al jardinero
Los roles se han invertido en el matrimonio Solis y ahora es Gabrielle la que intenta compensar a su marido a base de lujosos regalos. Aprendidos los errores del pasado, Carlos le da un toque de atención a su mujer y contrata por un día a una esbelta jardinera, rememorando a aquel jovencísimo John Rowland con el que suplía sus carencias. No fue éste el único homenaje a los inicios de la serie, pero desde luego el personaje del jardinero fue uno de los que dio más juego al lado cómico de la serie.
6. Mary Alice conoce a la señora Huber
El segundo capítulo final abría con un flashback de lo más morboso, cuando Mary Alice Young, el hilo conductor de Mujeres desesperadas, llegaba al barrio y conocía a Martha Huber, la que se convertiría después en su peor pesadilla y en el detonante del suicidio que abriría la serie. “Así empezó todo”, sentenció la eterna voz en off, para dar paso después a una batería de imágenes con algunos de los momentos más significativos de las ocho temporadas. La introducción sería sólo uno de los primeros regalos que Cherry brindó a los seguidores de la serie a lo largo del episodio.
7. Wonderful, wonderful
La canción sonará a unos pocos, pero desde el domingo se ha convertido en el emblema del desenlace de Mujeres desesperadas, cuando Karen McCluskey yace en su lecho de muerte mientras al otro lado de la ciudad da a luz el nieto de Susan Meyer y en otro rincón se celebra la boda de Renee. El tema de Johnny Mathis encadena varias escenas ralentizadas y conforman una secuencia inolvidable, la que nos despide para siempre de la señora McCluskey, sin duda el personaje que ha recibido el final con mayores honores.
8. Póker de flashforwards
Los últimos minutos del capítulo fueron una orgía de imágenes para el recuerdo. Los caídos a lo largo de las ocho temporadas, seguramente muchos más que en una guerra media, despidiéndose de Susan; El enigmático misterio final, siguiendo la tradición de ‘cliffhangers’ de la serie; El futuro más o menos acertado de las cuatro desesperadas (¿Lynette en un apartamento de Manhattan? ¿En serio?),… Pero si hay una imagen que descorazona por su crudeza pero también por su verosimilitud es la que nos sitúa ante la última partida de póker de las chicas, que juran y se perjuran que aquella no será la jugada final y que sin embargo jamás volverán a repetir. Nostalgia y tristeza, exactamente los dos sentimientos que nos deja el final de la serie pero de la que afortunadamente, y tal y cómo reflexionó Susan, nos quedan sólo los buenos recuerdos.
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Comentarios
Por cierto, el pintor perturbado desapareció de golpe, ¿no?
Y la resolución del juicio fue ridícula. Una pena, porque mira que han llegado a tramar auténticas maravillas, y como resolvieron el juico me pareció bochornoso.
kyot_
Entonces no te gustó el final?? Desde luego, lo del juicio lo resolvieron muy precipitadamente, cuando han tenido toda una temporada para darle salida, pero a mí no me pareció tan malo, con esa aparición apoteósica de McCluskey!
Yo hubiera preferido un final más trágico, como el suicidio de una de ellas, que hubiera sido ya redondo. Pero sería demasiado dramático para una serie que básicamente es cómica.
Lo de Mike, desde luego, no tenía ningún sentido, pero ese capítulo fue de los mejores, sobre todo con ese barrido de imágenes que le viene a Susan cuando acude al rescate de Mike.
Y es verdad, dónde está el profesor de arte?? jajajaj. Trama descolgada totalmente.
El juicio estuvo muy mal llevado. Y esa necesidad de hacer un final feliz (a excepción de Susan que se queda viuda) no me gustó. Se supone que ya habíamos dejado esos tiempos en que las series debían acabar con una boda/nacimientos y derivados. Pero se ve que no.
kyot_
Evelyn
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