Película de OT aparte, es curioso comprobar la trayectoria de Jaume Balagueró. Encaja como un guante en la filosofía del Festival de Sitges, donde presentó el pasado sábado su última propuesta antes de la traca final de [REC]. Desde su debut en el largometraje con Los sin nombre hace doce años, el director catalán no se ha desviado en ningún momento de la senda más oscura, entre el thriller y el terror. Con paso bastante firme. Abriendo el camino a un género que por entonces era prácticamente inaccesible para el cine español.
Mientras duermes supone la consagración de Balagueró como uno de los maestros del suspense en nuestro país, la culminación de una carrera dedicada en cuerpo y alma a un cine que hasta hace bien poco parecía coto exclusivo de los norteamericanos. Un cine que pocos se atrevían a explorar, menospreciado incluso por los sectores más intelectuales, y que hoy se ha convertido en una de las mejores bazas de nuestros nuevos talentos.
Pero el terror tiene muchas formas y lenguajes y en esta ocasión el director ha decidido aparcar el gore más explícito con el que inició la saga [REC] junto a Paco Plaza para ofrecernos el retrato detallista de una mente perturbada. Porque si un edificio plagado de zombies hambrientos de sangre produce pavor, la idea de una obsesión enfermiza en nuestro entorno más cercano resulta casi más acongojante.
Cada día nos cruzamos con personas a las que saludamos cordialmente, con las que incluso intercambiamos una educada sonrisa, y de las que sin embargo apenas conocemos detalle. La dependienta de la panadería, el camarero del bar, el cajero del banco, la mujer de la limpieza. Relaciones de cortesía de las que nadie espera extraer una gran amistad. Pero César es diferente. Él es portero en una finca del Eixample barcelonés, un alma solitaria que detesta pasar desapercibida entre los vecinos y que no piensa conformarse con los cuatro saludos de rigor.
El edificio se convierte de nuevo en otro protagonista de una cinta de Balagueró, en algo más que un mero escenario donde se suceden los acontecimientos. La comunidad de propietarios le sirve al director para describir meticulosamente la rutina diaria del portero y para reflejar el flujo de relaciones sociales que suelen crearse en un microcosmos tan cotidiano. No es el objetivo de la película, pero Mientras duermes también supone un retrato costumbrista y bastante real de la vida en una escalera.
Pero el verdadero aliciente del filme es su protagonista, que encuentra en Luis Tosar a su mejor representante. Algo perturbador deben encontrar los directores en este gallego que justamente hoy cumple 40 años para destinarle los papeles más siniestros, desde el brutal maltratador de Te doy mis ojos al Malamadre de Celda 211. Una imagen que en nada se corresponde con la afabilidad que transmite en las entrevistas. Y ahí radica el gran mérito de este César de Mientras duermes. Parece que Tosar logre conjugar a la perfección actor y personaje, obteniendo como resultado una actuación pavorosamente creíble.
Hemos conocido a multitud de psicópatas en la gran pantalla, muchos parecidos al que nos presenta este thriller angustioso y tenso, como la Mrs. Mott de La mano que mece la cuna o la Hedra Carlson de Mujer blanca soltera busca. Seres infelices que enfocan su frustración directamente sobre una víctima a la que acosan hasta la desgracia. Pero mientras la mayoría se recrea en las escenas de tensión pocas se detienen en describir el funcionamiento de esa mente enferma. Balagueró no sólo lo hace de manera minuciosa sino que encima logra mantenernos enganchados a la butaca.
Mientras duermes supone la consagración de Balagueró como uno de los maestros del suspense en nuestro país, la culminación de una carrera dedicada en cuerpo y alma a un cine que hasta hace bien poco parecía coto exclusivo de los norteamericanos. Un cine que pocos se atrevían a explorar, menospreciado incluso por los sectores más intelectuales, y que hoy se ha convertido en una de las mejores bazas de nuestros nuevos talentos.
Pero el terror tiene muchas formas y lenguajes y en esta ocasión el director ha decidido aparcar el gore más explícito con el que inició la saga [REC] junto a Paco Plaza para ofrecernos el retrato detallista de una mente perturbada. Porque si un edificio plagado de zombies hambrientos de sangre produce pavor, la idea de una obsesión enfermiza en nuestro entorno más cercano resulta casi más acongojante.
Cada día nos cruzamos con personas a las que saludamos cordialmente, con las que incluso intercambiamos una educada sonrisa, y de las que sin embargo apenas conocemos detalle. La dependienta de la panadería, el camarero del bar, el cajero del banco, la mujer de la limpieza. Relaciones de cortesía de las que nadie espera extraer una gran amistad. Pero César es diferente. Él es portero en una finca del Eixample barcelonés, un alma solitaria que detesta pasar desapercibida entre los vecinos y que no piensa conformarse con los cuatro saludos de rigor.
El edificio se convierte de nuevo en otro protagonista de una cinta de Balagueró, en algo más que un mero escenario donde se suceden los acontecimientos. La comunidad de propietarios le sirve al director para describir meticulosamente la rutina diaria del portero y para reflejar el flujo de relaciones sociales que suelen crearse en un microcosmos tan cotidiano. No es el objetivo de la película, pero Mientras duermes también supone un retrato costumbrista y bastante real de la vida en una escalera.
Pero el verdadero aliciente del filme es su protagonista, que encuentra en Luis Tosar a su mejor representante. Algo perturbador deben encontrar los directores en este gallego que justamente hoy cumple 40 años para destinarle los papeles más siniestros, desde el brutal maltratador de Te doy mis ojos al Malamadre de Celda 211. Una imagen que en nada se corresponde con la afabilidad que transmite en las entrevistas. Y ahí radica el gran mérito de este César de Mientras duermes. Parece que Tosar logre conjugar a la perfección actor y personaje, obteniendo como resultado una actuación pavorosamente creíble.
Hemos conocido a multitud de psicópatas en la gran pantalla, muchos parecidos al que nos presenta este thriller angustioso y tenso, como la Mrs. Mott de La mano que mece la cuna o la Hedra Carlson de Mujer blanca soltera busca. Seres infelices que enfocan su frustración directamente sobre una víctima a la que acosan hasta la desgracia. Pero mientras la mayoría se recrea en las escenas de tensión pocas se detienen en describir el funcionamiento de esa mente enferma. Balagueró no sólo lo hace de manera minuciosa sino que encima logra mantenernos enganchados a la butaca.
Comentarios
No he visto todavía Mientras Duermes, tengo muchas ganas. Todo lo que hace Balagueró es, como mínimo, inquietante; aunque el segundo REC no considero que estuviera a la altura. Habrá que esperar en cuarto (o el -1?) a ver que tal.
Tienes toda la razón. Balagueró siempre tiene algo que ofrecer. Y estoy de acuerdo, REC 2 no estuvo a la altura de la primera, que para mí fue una obra maestra del terror. La tercera, que es precuela, la dirigirá Paco Plaza y tiene muy buena pinta...
Quest, OT la película?? Hoy sí sería del género terror, está claro! jajaja Pero en su momento supongo que sería la bomba, no? Nadie la ha visto??
Ya has visto el segundo de American HOrror?
Si todo va bien veré AHS el jueves.
Me encanta esto de los foros. Comienzas hablando de Jaume Balagueró y terminas con Paula Echevarría! Y están más unidos de lo que parece! jajaja. Estoy de acuerdo contigo. No hay color entre ellos. Para que veas que soy objetivo.