Ir al contenido principal

La complejidad del recurso fácil

La sutileza flaquea ya en el propio título. La demolición como mecanismo de reparación, como un nuevo punto de partida, es una constante que se repite durante todo el metraje, de una forma muy evidente, sin un sólo hueco a la imaginación, bien claro y mascado. Resulta imposible obviar la facilidad con la que se busca transmitir el mensaje, la simpleza de un guión que no deja lugar a otras interpretaciones. Pero es complicado también no rendirse a los encantos de un filme que sabe embaucar, que utiliza a la perfección todos los elementos a su alcance para llevarnos de la mano por el proceso de autoaprendizaje de un personaje absolutamente cautivador.

Jean-Marc Vallée deja recaer de nuevo el gran peso de su propuesta en un carismático actor principal. Si Dallas Buyers Club y Alma salvaje no se entenderían sin la arrolladora presencia de Matthew McConaughey y Reese Witherspoon, Demolición no se concibe tampoco sin el inestimable trabajo de un Jake Gyllenhaal que todavía no entiende cómo la Academia de Hollywood se resiste a rendirse a sus pies. No será por recursos. Aquí los saca a desfilar todos. Un despliegue interpretativo que te hará odiarle, reírte, quererle y llorar. La obra definitiva de un actor total.

Con Davis asistimos a una montaña rusa emocional, la que sufre el protagonista tras el accidente de coche que acaba con la vida de su esposa. Un accidente que saca a relucir una apatía vital que abarca desde un matrimonio en decadencia hasta los cimientos de un hogar construido a sus espaldas. El personaje inicia así un proceso destructivo que arrasa tanto los tabiques de una casa o la maquinaria de un ordenador personal como sus relaciones afectivas, que asisten perplejas, como asistimos nosotros, a una aparente involución.

Pero en ese particular mecanismo de curación, no ya tanto del dolor tras la muerte sino más bien de la muerte en vida, aparecen por el camino personajes emblemáticos, piezas que no terminan de encajar en un sistema en el que nadie puede desmarcarse de la senda escogida. Porque si Vallée es bueno eligiendo talentos principales no lo es menos a la hora de contraponerlos con secundarios entrañables como los que encarnan Naomi Watts y el descubrimiento Judah Lewis. Ella la responsable de atención al cliente de una empresa de máquinas expendedoras que recibe las reclamaciones terapéuticas del viudo, él el hijo adolescente cuya nueva figura paterna implicará tanto lecciones como descarrilamientos.

Con un gran sentido del ritmo, con un calculado pero efectivo equilibrio entre el humor y el drama, la demolición a la que hace referencia la película se reconstruye con una enternecedora revelación en forma de post-it en la nevera. Un pequeño detalle cotidiano, sin apenas importancia, que de repente adquiere toda la magnitud de la añoranza, ese sentimiento que sólo aflora ante la ausencia. Es otra redundancia, otro recurso fácil si se quiere. Pero sin llegar al mal gusto, a la simpleza más insultante, Demolición consigue lo que no siempre alcanzan los filmes que quieren abarcarlo todo: atizar en algún momento nuestra fibra sensible.

Comentarios

Entradas populares de este blog

SÉ QUIÉN ERES | Aciertos y errores del thriller de la temporada

Con una legión de seguidores discreta pero infalible, en torno al 15% de cuota de pantalla, podría decirse que Sé quién eres es todo un hito en la historia de nuestra televisión. Pocas veces un thriller con una trama seriada ha logrado mantener espectadores semana tras semana, pendientes de un caso, el de la desaparición de Ana Saura, que, para colmo, se resolvía a mitad de estas dos temporadas fusionadas en una. Dieciséis capítulos vibrantes que culminaban este pasado lunes con un final sorprendente, no sólo por el asesinato inesperado de uno de sus personajes principales, sino también por la singularidad de su resolución. Probablemente por primera vez en estos lares, el happy end deja paso a un desenlace mucho más realista, el del triunfo del mal y del poder sobre el resto de mortales. A pesar de su notable éxito, sobre todo en un canal, Telecinco, con escaso recorrido para el drama seriado, Sé quién eres no ha supuesto la revolución que cabía esperar para nuestro panoram...

Los 8 momentos memorables del final de Mujeres Desesperadas

Pueden contarse con los dedos de una mano las series que han logrado cerrar la persiana sin remordimientos. Mujeres desesperadas seguramente se encuentre en ese reducido grupo de privilegiadas que alcanza el final satisfaciendo a la gran mayoría de sus seguidores , sin polémicas, sin originalidades, sin alterar, en definitiva, la esencia de una fórmula que la ha mantenido en antena durante ocho temporadas. Podrán vertirse muchas críticas sobre esta creación de Marc Cherry, gustarán más o menos algunas épocas de la serie, pero lo que no puede negársele a Mujeres desesperadas es la fidelidad a su público . La coherencia suele convertirse en la factura pendiente en producciones que, movidas por el éxito, suelen alargarse hasta el infinito, perdiendo en el camino la cordura ( Lost ) o a buena parte de su reparto original ( CSI ). Consciente de ello, Cherry decidió ponerle punto y final a su niña mimada antes de que el tiempo erosionara su identidad. La fecha escogida fue el p...

SIRÂT | Lo opuesto a una 'feel good movie'

Oliver Laxe lo tenía muy fácil. Su tercer largometraje podría haber discurrido por la misma senda de sus primeros minutos y convertirse en una buena feel good movie . Uno de esos filmes en los que dos mundos antagónicos, que se repelen, terminan comprendiéndose y trabajando por un bien común. En este caso, la búsqueda de una joven por parte de su padre, su hermano y su perro y un grupo de raveros.  El director de origen gallego nos estaba deleitando con todos los elementos necesarios para una película reconfortante, de la fotografía a la banda sonora, pasando por un plantel de actores no profesionales que dejan huella, hasta que decide “hacer saltar el cine por los aires”, en palabras de una crítica de El Mundo resaltada en el póster promocional de la cinta. Y, de repente, la sala enmudece, los espectadores nos recolocamos como podemos en nuestras butacas y nos adentramos en otra experiencia bien distinta.  Hasta ese momento, que por suerte pocos se atreven a desvelar, en un a...