Ir al contenido principal

HISTORIA DE UN MATRIMONIO | El amor es para insensatos

Por alguna incomprensible ingenuidad, volvemos a tropezar con la misma piedra. Aun a sabiendas que todo tiene un final, que la pasión se acaba y que la ilusión del principio puede derivar en pura rabia, seguimos arriesgándolo todo por amor. Algunos incluso osan comprometerse, casarse y tener hijos. Sin duda, lo hacen sin haber visto antes Historia de un matrimonio, que lejos de mostrarnos los momentos felices de la vida en pareja nos recrea con todo lujo de detalles un proceso traumático de divorcio, si es que existe otra vía más amable de ruptura.

El arranque de la película es inmejorable. Charlie, un director de teatro, y su mujer, la actriz Nicole, se describen el uno al otro mientras asistimos a esa avalancha de momentos felices que inundan los inicios de una relación. Esos instantes en los que todo es perfecto y solo centramos la vista en las virtudes del otro, cuando el futuro juntos se aventura prometedor. Pero al poco rato, un cambio brusco de tono nos sitúa en la consulta de un terapeuta matrimonial. Aquellas bellas palabras no son una declaración de amor sino un ejercicio para intentar salvar el matrimonio. Primer gran golpe que nos asesta Noah Baumbach en esta obra maestra repleta de mazazos.

Porque a partir de ese instante, los acontecimientos van cuesta abajo, sometidos a la inercia de los intereses individuales y de las injerencias externas. El bien común se ha roto y las buenas intenciones se van corrompiendo a medida que el tiempo avanza. Todo aquello que uno espera que no suceda, termina llegando. De la ceguera inicial pasamos al odio irracional, cuando lo deseable se encuentra, como casi siempre, en el término medio. Cada fundido a negro nos va sumergiendo en un estadio mayor de degeneración, arrastrados por una corriente hacia la decadencia que culmina con una ya mítica escena de bronca monumental en la que Scarlett Johansson y Adam Driver se ganan a pulso cualquier tipo de nominación.

Como suele ocurrir con los amigos comunes tras una ruptura, resulta imposible quedarse con uno de los dos miembros de la pareja protagonista. Ambos actores se dejan la piel humanizando a sus personajes y con ambos termina siendo sencillo empatizar. El director les reserva escenas de lucimiento de forma equitativa. Ella, en esa primera consulta con la abogada en la que explica los motivos de la separación; él hacia el final del metraje con una discutida interpretación musical. Química real y ficticia que se transmite incluso en las secuencias más desgarradoras.

Pero es que más allá del matrimonio, el desfile de secundarios es apabullante. Desde la madre que se debate entre el cariño al yerno y la fidelidad a la hija a cada uno de los abogados, algunos menos despiadados que otros, siempre dispuestos a empeorar la situación a cambio de más horas de facturación. Alan Alda y Ray Liotta están estupendos desde sus lados opuestos de la ética profesional pero lo de Laura Dern vuelve a ser impresionante. Desde el despiadado cinismo de su personaje, nos brinda un alegato en contra de la presión social sobre las madres que hace más por el feminismo que tantos y tantos discursos vacíos.

Como ocurriera con Revolutionary road, otra de las obras cumbre sobre la decadencia del amor, Historia de un matrimonio ahonda en esa retahíla de renuncias y sacrificios que con los años terminan derivando en reproches. El inevitable conflicto entre los intereses personales y el bien común. Por suerte, Baumbach deja un resquicio para la esperanza y el sabor de boca es mucho menos amargo que el que nos dejó Sam Mendes con aquél descorazonador final. Si DiCaprio nos rompía el alma, aquí al menos se nos encoge a base de nostalgia. Dos películas imprescindibles que dejan patente que el amor es para insensatos y valientes.

Comentarios

Entradas populares de este blog

SÉ QUIÉN ERES | Aciertos y errores del thriller de la temporada

Con una legión de seguidores discreta pero infalible, en torno al 15% de cuota de pantalla, podría decirse que Sé quién eres es todo un hito en la historia de nuestra televisión. Pocas veces un thriller con una trama seriada ha logrado mantener espectadores semana tras semana, pendientes de un caso, el de la desaparición de Ana Saura, que, para colmo, se resolvía a mitad de estas dos temporadas fusionadas en una. Dieciséis capítulos vibrantes que culminaban este pasado lunes con un final sorprendente, no sólo por el asesinato inesperado de uno de sus personajes principales, sino también por la singularidad de su resolución. Probablemente por primera vez en estos lares, el happy end deja paso a un desenlace mucho más realista, el del triunfo del mal y del poder sobre el resto de mortales. A pesar de su notable éxito, sobre todo en un canal, Telecinco, con escaso recorrido para el drama seriado, Sé quién eres no ha supuesto la revolución que cabía esperar para nuestro panoram...

Los 8 momentos memorables del final de Mujeres Desesperadas

Pueden contarse con los dedos de una mano las series que han logrado cerrar la persiana sin remordimientos. Mujeres desesperadas seguramente se encuentre en ese reducido grupo de privilegiadas que alcanza el final satisfaciendo a la gran mayoría de sus seguidores , sin polémicas, sin originalidades, sin alterar, en definitiva, la esencia de una fórmula que la ha mantenido en antena durante ocho temporadas. Podrán vertirse muchas críticas sobre esta creación de Marc Cherry, gustarán más o menos algunas épocas de la serie, pero lo que no puede negársele a Mujeres desesperadas es la fidelidad a su público . La coherencia suele convertirse en la factura pendiente en producciones que, movidas por el éxito, suelen alargarse hasta el infinito, perdiendo en el camino la cordura ( Lost ) o a buena parte de su reparto original ( CSI ). Consciente de ello, Cherry decidió ponerle punto y final a su niña mimada antes de que el tiempo erosionara su identidad. La fecha escogida fue el p...

SIRÂT | Lo opuesto a una 'feel good movie'

Oliver Laxe lo tenía muy fácil. Su tercer largometraje podría haber discurrido por la misma senda de sus primeros minutos y convertirse en una buena feel good movie . Uno de esos filmes en los que dos mundos antagónicos, que se repelen, terminan comprendiéndose y trabajando por un bien común. En este caso, la búsqueda de una joven por parte de su padre, su hermano y su perro y un grupo de raveros.  El director de origen gallego nos estaba deleitando con todos los elementos necesarios para una película reconfortante, de la fotografía a la banda sonora, pasando por un plantel de actores no profesionales que dejan huella, hasta que decide “hacer saltar el cine por los aires”, en palabras de una crítica de El Mundo resaltada en el póster promocional de la cinta. Y, de repente, la sala enmudece, los espectadores nos recolocamos como podemos en nuestras butacas y nos adentramos en otra experiencia bien distinta.  Hasta ese momento, que por suerte pocos se atreven a desvelar, en un a...