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Mostrando entradas de febrero, 2009

Ni rastro de crisis en los Oscars

Llegó Hugh Jackman y barrió. En una gala sin sorpresas, la gran revelación de la noche se personificó en Lobezno, el nuevo chico para todo de Hollywood. El hombre más sexy del mundo según la revista People demostró que su talento va más allá de sus marcados pectorales. Jackman cantó, bailó, rió e hizo reír en una de las ceremonias más acertadas de los últimos años. Números musicales de primer nivel que supieron a poco y una nueva estructura más ágil en los momentos intrascendentes y más profunda en los relevantes lograron remontar un evento del que las audiencias empezaban a huir en masa. El nivel de las películas candidatas, sensiblemente superior al de anteriores años, complicaba la tarea de encumbrar a una sola. Finalmente, Slumdog millionaire afianzaba su gran racha de premios y acallaba las voces de aquellos sesudos que se empeñan en calificar de tramposos los cuentos. Stephen Daldry, con su obra más perfecta, El lector , marchaba por tercera vez de vacío, tan sólo representado

La fobia al cuento

Los cuentos son reiteradamente denostados por la crítica. Parece que el cine no pueda tener un lugar para las historias que desembocan de forma inevitable en un final feliz , como si el espectador no tuviera derecho a soñar o como si la vida equivaliera siempre a una cruda realidad. De ahí que Slumdog millionaire , por todos los inverosímiles sucesos que acontecen a su protagonista, sea introducida por la vía directa en ese saco de filmes tramposos al que tanto recurren los críticos más sesudos. Es evidente que el filme manipula la realidad para adecuarla a un relato de sucesivas desgracias que culminan en un utópico desenlace. El espectador tiene bien claro que las preguntas de Quien quiere ser millonario coinciden con las vivencias del protagonista gracias a la pericia del guionista de Full monty , Simon Beaufoy, y que muchas de las situaciones son forzadas casualidades. Sin embargo, la mayoría parece acogerlas con gusto, sobre todo teniendo en cuenta que no será la primera ni la úl

La joya más preciada de Stephen Daldry

Tan difícil como que se alineen los astros es que un director logre reunir todos los elementos necesarios para orquestar una obra maestra. Y más complicado todavía, por no decir inaudito, es que una misma persona repita la hazaña en tres ocasiones seguidas. Sus tres primeras ocasiones, nada más y nada menos. Stephen Daldry ha completado de nuevo un filme del que apenas puede destacarse nada porque todos y cada uno de los engranajes que lo conforman están perfectamente diseñados. Nada chirría y todo contribuye a engendrar la que ya es, de sus tres joyas, la más perfecta. Una vez más, el director británico ha sabido seleccionar materia prima de la más alta calidad. Comenzando por un amigo que, desde luego, es todo un tesoro, llamado David Hare y terminando por unos productores que, a pesar de las disputas y las diferencias, fomentadas en su mayoría por el polémico Harvey Weinstein, han sabido situar a El lector donde se merece, en la lucha por el Oscar a la mejor película del año. La

El planteamiento desaprovechado de Benjamin Button

La historia de un hombre que comienza su vida con el deterioro físico de un octogenario y que culmina sus días entre sollozos y gorgoritos se antojaba interesante. ¿Cómo afrontar el paso del tiempo a contracorriente del resto del mundo? La premisa de El curioso caso de Benjamin Button , en la que el protagonista rejuvenece con los años, prometía grandes dosis de reflexión en torno al tiempo y su gran influencia sobre nuestra vida y sobre nuestra muerte . Si además venía acompañado de una historia de amor destinada a ser una de las más hermosas del celuloide, la película tenía todos los números para convertirse en una multipremiada obra maestra. Una vez estrenado el filme, en el momento en que los vaticinios han dado paso a los hechos, es cuando se han producido las opiniones radicalmente opuestas y cuando la previsible lluvia de premios ha devenido simplemente en llovizna. Para muchos, David Fincher aprueba con matrícula su primera incursión en el género romántico, proporcionando al e

El único Camino a escoger

En un año marcado por la desertización, Camino era la única vencedora posible de la noche del cine español . Cualquier otra decisión de los académicos hubiera resultado grotesca. Ni Los girasoles ciegos , enésima historia ambientada en la Guerra Civil, ni la aventura internacional pero irregular de Álex de la Iglesia, ni por supuesto la presuntuosa película de Agustín Díaz Yanes le hacían sombra al que sin duda ha sido el filme del año. Javier Fesser ha emprendido un cambio de registro en su carrera llevando la religión al cine con inusual libertad de expresión. Camino logra remover conciencias combinando el drama más puramente realista y descorazonador con la fantasía de un cuento de hadas. Su valiente propuesta merecía reconocimiento y, por qué no, la oportunidad de luchar por la estatuilla dorada de Hollywood. Nuestra Academia, mientras, mantiene su guerra abierta contra las descargas ilegales por internet cuando es evidente que el cine español, salvo honrosas excepciones, adolece