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Mostrando entradas de febrero, 2007

Oscars sin sabor latino

Ellen DeGeneres, la nueva y prometedora anfitriona de los Oscar, anunciaba al principio de la ceremonia que aquella era la edición más internacional de la historia de estos premios. Sin embargo, los resultados finales han dejado en una mera intención el que prometía ser el año latino en Hollywood. Babel , con siete nominaciones, se fue con una sola estatuilla por su banda sonora, mientras ninguna de sus dos excelentes actrices secundarias (Adriana Barraza y Rinko Kikuchi) lograba arrebatarle el premio a la mediática Jennifer Hudson por su papel en Dreamgirls . El laberinto del fauno no culminó su euforia con la estatuilla a mejor película de habla no inglesa. Y Penélope Cruz, cual David contra Goliat, finalmente no fue la sorpresa de una noche bastante previsible. La Academia de Hollywood volvía a premiar la imitación grandilocuente, caracterizada a la perfección por Helen Mirren en The Queen , por encima del carisma interpretativo de la actriz española. Y los académicos redimían sus

Las dos caras de una guerra

¿Qué más puede contarse sobre una guerra? El cine bélico, antibélico en su mayoría, ha plasmado de múltiples formas y enfoques el horror que comporta todo enfrentamiento bélico, situando la acción por ejemplo en la reciente guerra de Iraq o en alguna de las dos contiendas mundiales. La atrocidad que supone un conflicto en los Balcanes se puede extrapolar perfectamente a cualquier otra guerra en cualquier lugar del mundo. Todas son condenables y de ninguna consigue sacarse nada bueno. En pantalla ocurre lo mismo. Cada vez que un director anuncia que su próximo proyecto versará sobre una batalla bélica, me invade cierta decepción, probablemente porque el género en cuestión no es de mis predilectos y seguramente porque mi percepción sobre estos filmes es que visto uno, vistos todos. Después de esa maravilla llamada 'Million dollar baby', Clint Eastwood anunció que su próxima película se centraría en una de las batallas cruciales de la II Guerra Mundial. Horror, pensé. Lo anunciaba

Little secrets

¿Qué hace que una relación se rompa, se deteriore hasta el punto que resulta imposible reconocerla? ¿Qué lleva al aburrimiento, al cansancio y en muchos casos a la infidelidad? La respuesta no existe. Cada cual seguramente cuenta con la suya. Sin embargo en la confianza parece estar la unidad de medida. Sin ella resulta imposible acceder a los pequeños rincones del cerebro que nos reservamos únicamente a nosotros mismos. Ese lugar donde se refugian los secretos y que con el deterioro del amor terminan derivando en dolorosas mentiras. Sarah, el personaje que Kate Winslet construye con una brillante interpretación, desconoce alguno de los refugios de su marido, hasta que lo descubre en pleno frenesí masturbatorio y con las bragas de su musa cibernética en el hocico. A su vez, ella construye el suyo propio, en el que entra de lleno su vecino Brad y una intensa relación de infidelidad compartida. Secreto es el que le esconde el amante también a su mujer, que a su vez es incapaz de asumir,

Gibson y su visión gore de la Historia

No dejo de preguntarme qué habría sido de esta película de haber pasado por las manos, la sensibilidad y el talento de cualquier otro director. Cómo habría plasmado los últimos años de la civilización maya y con qué perspectiva. No se me ocurre ningún nombre ahora mismo. Puede que la mayoría no fueran tan fieles a la realidad como parece serlo Mel Gibson, pero de bien seguro serían mucho más ecuánimes respecto a una cultura que estoy convencido no debió basarse exclusivamente en la violencia. Es probable que los sacrificios humanos fueran una práctica común de las tribus mayas y como tales debían reflejarse en una película sobre esta civilización. Lo que no se concibe es que el ensañamiento y la sed de venganza fueran la única razón de ser de toda una cultura. No me extraña que los descendientes de estos personajes que supuestamente ha plasmado Gibson de manera tan fiel se muestren enojados con él. Su pasado no podría haber caído en manos de un director más rudo, morboso y basto. Apoca